Coincidió con el mejor momento del Inter el ingreso de Alexis Sánchez en el Artemio Franchi. Contagiado por la remontada, se sintió con una confianza plena el Nerazzurri, y el chileno nunca decayó en sus ganas de aportarle a un ataque que lo vio protagonizar. El monarca de la Serie A le ganó a la Fiorentina 3-1 con una actuación muy solvente del 7, que continúa por detrás de Lautaro Martínez y Edin Dzeko en la consideración, pero ante los problemas físicos de Joaquín Correa aprovecha cada momento para ponerle problemas a su DT.
Precisamente por el bosnio ingresó el ex Arsenal y cuando el partido estaba ya 2x1 (Darmian y Dzeko), y se ubicó al costado de Lautaro en busca de los espacios suficientes para agrandar el marcador. Se le sucedieron las oportunidades: tras una salida en falso de Dragowski, Hakan Calhanoglu lo asistió pero se apuró y le dio alto, le amagaron un cabezazo y cuando Perisic lo vio libre en el segundo palo alcanzó a patear pero Álvaro Odriozola provocó un córner.
No es casualidad que para Alexis cada toque contara. Remató 3 veces y entregó la exacta cantidad de pases correctos pues su objetivo en el compromiso, que ha dejado al Inter líder del Calcio, fue demostrarle al cuerpo técnico que su presencia marca la diferencia en el ataque, el único lugar en el que podría ubicarlo Inzaghi, que no lo ve como mediocampista. Juega poco Sánchez pero está recién volviendo. Y regresó con mucha hambre.
