En un extenso mano a mano con Pablo Aimar, actual integrante del cuerpo técnico de la Selección Argentina y cabeza del plantel de la Sub 17, uno de los capítulos de la charla se lo robó su relación con Juan Román Riquelme. Cómo se lleva con las comparaciones, cómo prevalece una amistad que fue casi un símbolo en el fútbol argentino y un llamado a la reflexión: "Desdramatización".
Además, el exfutbolista nacido y educado en River, contó una anécdota imperdible sobre su colega de Boca, quien lo sorprendió en plena entrevista. ¿Por qué Román no es director técnico?
-¿Cómo te llevás con los juegos de las comparaciones, hace pocos días se planteó esta idea de elegir entre uno y otro?
-No me gusta ver eso, nunca me gustó, ni cuando es otro el protagonista de la encuesta. Nunca me gustó la gente que para alabar a uno mata a otro, y es muy de Argentina eso. Si en este caso era yo uno de los que se hablaba, no me gusta meterme, leerlo...
-La relación de ustedes siempre fue justamente eso de "bajar a tierra", disfrutar el fútbol, como en cualquier grupo de amigos con distintas camisetas
-Bueno, lo de la desdramatización, a nosotros nos pasó convivir mucho tiempo en selecciones juveniles, salir de un entrenamiento e ir a cenar diez chicos juntos. ¿Qué tenía que ver después jugar en contra, que íbamos a hacer, olvidarnos de eso? Él jugaba en Villarreal y yo en Valencia, terminaba el partido y nos quedábamos en la puerta del vestuario charlando hasta que se iban todos. O después se quedaba a cenar en mi casa, o al revés.
-Te paso un reclamo que te va a llegar por Whatsapp...
Román: “Lo quiero mucho, le mando un beso grande. Pasala lindo, ‘Enano’, después te llamo por teléfono y a ver cuándo arreglamos para comer algo. Beso grande”
Aimar: “Yo le digo Cabezón”
-¿Si tuvieras que escribir tu historia quién sería Riquelme?
-El primero que yo compartí equipo y que jugaba entendiendo, digamos. Román era un jugador de fútbol entendiendo el juego, sabía dónde estaban los otros diez o los otros tres si era un reducido, los otros cinco si era un reducido más grande... en el medio del partido. Hay algunos que se les nota muy rápido que juegan bien.
-¿Y de dónde nace esa inteligencia, ya viene con uno?
- No lo sé. También el hecho de ser un apasionado del juego, de haberlo jugado a los seis, a los siete, a los ocho, a los nueve a los diez. En la calle, en el patio, que te inviten a jugar chicos más grandes y vas. No faltar a un entrenamiento, tomarte dos trenes, vino un día a contar al Predio cómo llegaba a Ezeiza. Te tiene que gustar mucho, eh.
