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Mateu Alemany BarcelonaGetty Images

'Adeu' Alemany

Mateu Alemanydeja el Barça el 30 de junio.De ‘Mateu Padremany’ a ‘Adeu Alemany’. El mejor fichaje que hizo Laporta antes de ganar las elecciones por segunda vez, se va con el compromiso decerrar todas las operaciones del mercado. Tenía contrato hasta 2024, pero no seguirá. Tiene una gran oferta sobre la mesa del Aston Villa, que está construyendo un proyecto deportivo espectacular y quiere ser referencia europea en los próximos años. En Birmingham tendrá estabilidad, podrá trabajar con Unai Emery, tendrá plenos poderes para fichar, sin restricciones, ni trabas, ni herencias condicionantes, los mejores jugadores que el dinero inglés pueda pagar. No está cerrado, pero está muy cerca de cristalizar. Como dice Del Bosque: "Lo que sucede, conviene".

Mateu se va del Barça dejando el pabellón alto. Tras la ruina heredada, bordeando la quiebra y con el ‘fair play’ estrangulando al club en fichajes, renovaciones o inscripciones, el balear ha sido clave manejándose con coherencia. Mateu siempre salió a bailar en plena crisis. Cuando tuvo un trozo de pista libre, cerró operaciones ‘low cost’: Christensen (bueno, bonito y barato), Kessié,  Marcos Alonso (coste cero) o Íñigo Martínez (apalabrado). Cuando le dieron zapatos nuevos, cerró a Raphinha (el Chelsea pagaba más), Lewandowski o Koundé (el Chelsea también pagaba más). Y cuando no tuvo zapatos, ni pista, bailó siempre con la más fea. Hacer de ‘poli malo’. Ahorró dinero al club (Griezmann, Memphis, ‘Auba’), sacó a jugadores que no querían salir (Umtiti, Trincao), rebajó dineros renovando a la baja (Roberto) y si tensó la cuerda, lo hizo anteponiendo su cargo a su reputación. El desgaste, enorme.

Mateu ‘Padremany’ pierde la M. Ahora es ‘Adeu Alemany’. Se va con el deber cumplido. En un club bajo mínimos, diseñó una competitiva y compró, firmó, vendió o cedió batiendo un récord de operaciones en la historia del club. Todas, condicionadas. Todas, con malas cartas. Todas, destinadas a perder el mínimo dinero posible. Mateu ha tenido que batallar contra un “fair play” que ahoga al club y perseverar en situaciones donde ha sido inflexible para que la cuenta de gastos no siguiera engordando. Si ha tenido que regatear, lo ha hecho. Si ha tenido que ser desagradable, lo ha sido. Y si ha tenido que decir “no” donde otros preferían decir “sí”, lo ha hecho. Su último servicio al club, rematar las operaciones encarriladas (Íñigo, Gundogan y veremos si Carrasco), presentar un plan de viabilidad y limar masa salarial. Fácil de decir, difícil de hacer. 

Se va Mateu. Saldrán mil rumores sobre su adiós. Unos ciertos, otros fabulados y otros, teledirigidos. Se va porque sabe que no toca edulcorar la verdad y porque lleva meses sufriendo un desgaste emocional importante. Se va tras cumpliro una etapa profesional donde se ha tragado varios sapos sin pestañear y donde ha solucionado tantos marrones como le ha sido posible. Laporta pierde a su particular ‘Señor Lobo’. Se va el tipo que le ha hecho un buen trabajo en la sombra. Uno ingrato y eficiente. Ahora Mateu busca autonomía, manos libres, un club estable y plenos poderes para ser el arquitecto de un proyecto ambicioso. En el Barça,suerte para el que le sustituya. La va a necesitar.

Rubén Uría

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