OPINIÓN
A rey muerto, rey puesto. Este lunes por la noche era despedido Lopetegui, y Santiago Solari se estrenó ya este martes como nuevo entrenador del Real Madrid. Lo hizo casi de tapadillo. Nadie le presentó, nadie le dedicó unas palabras, ni un solo directivo le acompañó en su primera comparecencia pública. Como si fuera un día más en la oficina. O casi mejor dicho, como si fuera un día menos. Para dejar ese puesto libre, digo. Es el concepto de interinidad llevado a rajatabla. Con toda la carga de desilusionante necesidad del término. Sin un solo aderezo que no fuera lo estrictamente necesario para pasar el amargo trago actual. En las formas, y en el fondo.
Solari: "¿Mi idea? Ir a Melilla y jugar con dos cojones"
Pues no sólo todo lo que rodeó a la primera rueda de prensa de Solari fue sobrio. Sino también su mensaje. Más que cauto y comedido, casi cohibido, dirigido y restringido: ni habló del duro comunicado del club, ni de Lopetegui, ni del proceso del fichaje, ni de Vinicius… Sólo habló para confirmar que en un momento duro, hay confianza en un grupo “de campeones y guerreros”. O lo que es lo mismo, otro guiño más para un vestuario que se mostró contrario al cambio en el banquillo y al que ya se le había sobado el lomo la noche anterior con el comunicado contra Lopetegui. Era la línea a seguir. Y lo mismo todavía había alguien que pensara que Solari fuera a dar un golpe en la mesa cuando llevaba cuarto de hora sentado y nadie le había puesto siquiera ni los cubiertos. Ingenuos.
AFP
El caso es que, con el verbo que tiene y la ilusión que le hacía poder ayudar en el primer equipo, hubiera sido espléndido escucharle realmente lo que pensaba del momento actual. Pero Solari, que es hombre de club y muy responsable para lo que le demandan en estos momentos, tenía que hacer antes de apagafuegos. Y no del bombero forzudo que rescata a la niñita bajando por la escala en llamas entre aplausos, sino haciendo de secundario. Del bombero conductor del camión. En el que nadie se fija, pero que es responsable de conducir a los héroes a donde le requieren las tragedias. Pocos entendieron su proceder de perfil bajo, exteriorizando su rol de interino sin tener siquiera que verbalizarlo. Pero esos papeles también son necesarios.
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Dicho esto, Solari sí dejó un mensaje que creo que le nació de dentro. Y que además, dados los pocos temas en los que quiso entrar, acabó siendo el titular de la rueda de prensa: “¿Mi idea? Ir a Melilla y jugar con dos cojones”.Jugar con ganas, por ser académicos e incluyentes. Y no le falta razón, la verdad. Al Madrid le falta fútbol, sí. Le falta acierto en las dos áreas, también. Pero por supuesto que además le falta ponerle mucha más raza al asunto. Más hambre. Es innegable, y nadie lo había querido reconocer hasta que Casemiro lo dijo con sus propias palabras en el Camp Nou: “Somos un desastre y así está saliendo la temporada”. El trasfondo es el mismo.
GABRIEL BOUYS/AFP/Getty ImagesEl Madrid no juega bien y no gana, en parte también, porque le falta ponerle el corazón necesario para ello. Porque calidad tienen. Hasta ocho jugadores nominados al Balón de Oro, como decía el comunicado, recordemos. Con lo que no será por talento. Y hay errores que, de tan repetidos, sólo se pueden explicar por falta de espíritu. A igualdad de ganas, este Real Madrid debería vencer en 99 de cada 100 veces a CSKA, Levante o Alavés. Y si sufres ese residual 1% tres veces consecutivas, es que algo más está pasando aparte de la falta de acierto. Si aceptamos que en el fútbol moderno cualquier rival puede hacerte daño, aceptemos también entonces que cuando te hieren repetidas veces es que estás peor preparado que ellos… y no puede ser por calidad.
Con apenas un entrenamiento a sus espaldas, la etiqueta de interino y con la siempre espinosa visita a un Segunda B en Copa, Solari poco más podía pedir aparte de cojones a unos jugadores con los que apenas lleva trabajando ochenta minutos. Pero es que, además, tenía razón. A este Real Madrid necesita ponerle mucho más corazón al asunto.