Si uno busca en Google "el club de barrio más grande del mundo", rápidamente aparecen imágenes de Lanús. Y los fanáticos del Granate están orgullosos de cargar con ese mote, de haber visto cómo creció la institución que en 2002 jugó la Promoción para mantenerse en Primera y 15 años después representó a la Argentina en la final de la Copa Libertadores.
Pero la mala noticia para ellos es que, este año, dejó de ser un "club de barrio", para pasar a ocupar la agenda de grandes medios internacionales que hablaron del "equipo de Almirón", que con su idea de juego llegó a la última instancia del torneo sudamericano más importante. Diario Marca, As, L'Equipe, La Gazzetta dello Sport, A Bola, fueron algunos de los sitios que le dedicaron un espacio al conjunto argentino que mantuvo su regularidad y su estilo a lo largo de toda la Libertadores.
Es cierto que, en cuanto a números, Lanús no es ni por asomo el mejor del 2017: 43 partidos jugados, 20 ganados, 16 perdidos y 7 empates. Pero el fútbol tiene poco de ciencia y mucho de corazón. De corazón y talento, las dos armas del equipo de Jorge Almirón, que con esa fórmula fue avanzando en la Copa.
El primer partido del año para el Grana fue nada menos que ante River por la Supercopa Argentina. Ya en ese duelo disputado en La Plata, el equipo del sur del Gran Buenos Aires dejó en claro que se metería en la discusión grande. Pelota siempre en el piso, intensidad y precisión fueron los motivos para que el Grana sumara el sexto título de su historia.
El paso a paso en la Libertadores no fue sencillo para el plantel cotizado en 34,7 millones de euros, menos de lo que percibe Lionel Messi al año en Barcelona, aunque la clasificación a octavos llegó tras cuatro triunfos, un empate y una única derrota, ante Nacional en La Fortaleza, en su debut en el certamen internacional. Ante The Strongest, en la primera serie que debió afrontar, demostró que además de buen juego, Lanús tenía coraje y podía ganar los partidos con garra: 2-1 en el global para pasar a cuartos, donde esperaba un San Lorenzo mucho más experimentado y con mayor presupuesto. Fue en la vuelta ante el Ciclón cuando aquellos que no miraban al Sur comenzaron a hacerlo, pero fue mucho antes que Almirón diseñó un equipo con buen juego, experto en encontrar espacios, que casi nunca revoleó la pelota y que a eso le sumó corazón, entrega y una identificación muy particular con los hinchas de Lanús e, incluso, con hinchas de otros clubes.
Pero la consagración llegó en el 4-2 a River en semis. Fue ahí cuando Lanús selló su año perfecto y logró mucho más que el pase a la final, porque se hizo un lugar entre los grandes equipos del planeta. Literalmente: en noviembre se ubicó 15 en el ranking de clubes de la FIFA, por encima de PSG, Manchester City, Monaco, Chelsea y Arsenal, por citar a algunos. Fue en ese entonces cuando la esquina de Arias y Guidi se trasladó a todo el mundo. Y no importó el posterior resultado en la final ante Gremio, porque el equipo de Almirón ya había cambiado la historia de la institución. Y semejante éxito lo convirtió, sin dudas, en el mejor de 2017.