Después de la victoria del Barcelona por 2-1 sobre el Alavés el pasado domingo, Xavi tuvo que salir a defenderse inmediatamente. Su equipo, no por primera vez en las últimas semanas, se apoyó en la excelencia individual para redimir una nueva mala actuación colectiva. Esta vez fue Robert Lewandowski quien salvó los muebles, pero el doblete del delantero en la segunda parte no sirvió para ocultar el hecho de que el Barça, una vez más, había jugado mal. Muy mal.
Esto ya se ha convertido en una tradición anual para Xavi. Poco más de un año después de empezar su mandato en el Barça, el técnico enfrentó cuestionamientos similares. En ese momento, los blaugrana estaban cayendo en la Liga de Campeones y habían sufrido una derrota desmoralizadora en el Clásico, lo que generó algunas dudas. ¿Podría esta leyenda del club, sin experiencia en banquillos de primer nivel, conducir al Barcelona?
Por supuesto, Xavi sobrevivió, pero sólo después de admitir públicamente que entendería si el Barça lo despidiera. Ocho meses más tarde consiguió un título de Liga, que devolvió al club a la senda del triunfo. El Barça fue lo suficientemente bueno en defensa para ganar la liga, pero le faltó calidad en ataque. No era el fútbol de Pep Guardiola, sino un equipo más emparentado con el estilo José Mourinho, logrando resultados sin brillar.
Un año después, y si bien las situaciones son algo similares, las cosas también han cambiado. En el campo, la misma unidad defensiva que llevó a los blaugrana al título de liga es notablemente peor. En el otro extremo, los fichajes de renombre que se suponía convertirían al Barça en una fuerza ofensiva importante no han tenido el efecto deseado. Son terceros en La Liga, pero si un Atlético de Madrid en ascenso puede ganar el partido pendiente ante el Sevilla, los blaugrana caerán al cuarto lugar.
Xavi, habitualmente tranquilo, mordió el anzuelo después de la victoria del domingo y aseguró que sus jugadores están sintiendo la presión d la prensa, un comentario que sólo avivó las llamas del escepticismo. Y así, justo después de su segundo aniversario en el cargo, Xavi se encuentra nuevamente bajo el foco de atención.
Con una serie de partidos cruciales por venir casi inmediatamente después del parón internacional, Xavi debe encontrar las respuestas rápidamente para garantizar que la temporada del Barça -y su futuro- no está perdida.