Fue una noche marcada por desgarros de isquiotibiales y tensiones musculares en Miami. Federico Redondo salió cojeando; el central de Palmeiras, Murilo Cerqueira, se detuvo a mitad de carrera; y Noah Allen pareció señalar prácticamente cada parte de sus piernas a lo largo de los 90 minutos, hasta colapsar al final del encuentro.
Incluso Lionel Messi —maestro del caminar medido para evitar el desgaste físico— lucía por momentos indeciso. Pero pese al agotamiento general, el empate 2-2 ante Palmeiras, que selló el pase de Inter Miami a los octavos de final del Mundial de Clubes, donde enfrentará al PSG, terminó siendo un resultado ideal para un equipo que, hace apenas nueve días, parecía fuera de la conversación.
Los Herones comenzaron su participación en el torneo con un empate gris que hacía pensar que terminarían últimos del Grupo A. Sin embargo, aseguraron el segundo lugar y estuvieron a una desconcentración defensiva en los minutos finales de quedarse con el liderato del sector. Al final, han cumplido la misión: son el único equipo de la MLS que logró avanzar.
A lo largo de la semana, el equipo ha madurado, ha abrazado su papel de desvalido persistente y ha portado con orgullo la bandera de la Major League Soccer en esta Copa Mundial de Clubes.
"Es histórico para la MLS tener un equipo entre los últimos 16", declaró el técnico Javier Mascherano tras el partido. "Somos uno de los mejores 16 equipos del mundo, así que vamos a seguir luchando".








