No lo sabía. No había manera de que lo supiera. Aquel 1° de marzo de 2020, en medio de la felicidad por el triunfo 2-0 sobre el FC Barcelona, Sergio Ramos no podía sospechar que esa iba a ser la última vez que vestiría la camiseta del Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Los aficionados, tampoco.
Dos semanas después de aquella victoria en el Clásico, el avance imparable del coronavirus obligaría al gobierno español a establecer un confinamiento que paralizaría toda actividad deportiva en el país durante tres meses. Para cuando el campeonato se reanudó, a mediados de junio de ese año, la directiva encabezada por Florentino Pérez había decidido aprovechar que los partidos se disputarían a puertas cerradas por tiempo indeterminado para dar inicio a los trabajos de remodelación del estadio, por lo que el equipo blanco debió mudar su localía a la Ciudad Deportiva de Valdebebas.
La temporada 2019/20 finalizó, el Madrid celebró su 34° título en LaLiga y para Ramos llegó el momento de iniciar las conversaciones para renovar el contrato que tenía fecha de vencimiento el 30 de junio de 2021. Pero el acuerdo que todo el mundo daba por descontado comenzó a dilatarse y, finalmente, nunca llegó: el defensor no firmó la extensión y se fue del club blanco tras 16 años, sin siquiera poder despedirse del público, que aún no había sido habilitado a regresar a las gradas.
Este domingo 25 de febrero, a una semana de que se cumpla el cuarto aniversario de la última vez, Sergio Ramos García volverá a pisar el césped del Santiago Bernabéu. Será con la elástica del Sevilla, para jugar un partido de la 26° jornada de LaLiga 2023-24 que no puede darse el lujo de perder: una victoria le daría a los de Nervión tres puntos que pueden significar prácticamente la permanencia. Y para el camero tendría cierto sabor a revancha.








