Finalmente sucedió. Kylian Mbappé es jugador del Real Madrid. Tras más de tres años de especulaciones, el martes 16 de julio el francés finalmente se vistió de blanco por primera vez y empezó a cumplir su sueño de la infancia.
Es un acuerdo que asoma como beneficioso para todas las partes. Porque si bien el Paris Saint-Germain ha perdido a quien quizás haya sido el mejor jugador de su corta historia, la realidad marca que en el último tiempo el club galo comenzó a construir un nuevo equipo, más enfocado en el éxito a largo plazo y que cada vez parece más apuntado a prosperar en un mundo sin Mbappé.
Por el otro lado, el Madrid tiene finalmente a su "ballena blanca". El goleador francés, como se sabe desde hace tiempo, es un madridista de toda la vida que idolatraba a Cristiano Ronaldo y había hecho poco por ocultar su deseo de algún día mudarse a la capital española.
Pero mientras todo es euforia, una persona sabe que deberá pasar el próximo mes antes del inicio de la temporada 2024-25 con la mente puesta en encontrar la respuesta a una incógnita que todo el mundo del fútbol se plantea: Ancelotti debe definir cómo se hace para encajar a Mbappé en una delantera llena de estrellas y que acaba de consagrarse campeona de Europa.
Por supuesto, contar con un jugador de la valía del francés nunca puede ser algo malo, pero no será nada fácil para el entrenador hacer que todo funcione mientras se asegura que el rol de dos aspirantes al Balón de Oro, Jude Bellingham y Vinicius Junior, no se vea afectado de manera negativa.