Pep Guardiola ha mantenido una relación larga y apasionada con el estadio de Wembley, donde conquistó la Champions League como jugador y entrenador con el Barcelona, además de ganar cuatro Copas de la Liga y dos FA Cups al frente del Manchester City. Una tercera FA Cup parecía inevitable el sábado.
Sin embargo, el técnico catalán, acostumbrado a ganar, subestimó al Crystal Palace en la final con una alineación inicial ingenua que prácticamente ignoró el mediocampo, una zona que siempre ha considerado fundamental. Pagó un alto precio por su error: el City cayó 1-0 ante el Palace, que conquistó así el primer gran trofeo de su historia. Guardiola, por su parte, está cerca de cerrar una temporada sin títulos importantes, algo que solo le ha ocurrido una vez en su carrera como entrenador, en su primer año en Inglaterra en 2017.
Las ausencias de Mateo Kovačić y, por supuesto, Rodri, complicaban el panorama, pero aún contaba con Ilkay Gündogan y Nico González, así como Rico Lewis y James McAtee, ninguno de los cuales fue convocado siquiera al banquillo. En cambio, Guardiola optó por ubicar a Bernardo Silva y Kevin De Bruyne como mediocampistas defensivos, una decisión cuestionable, sobre todo tratándose del último partido del belga con la camiseta del City.
Delante de ellos desplegó un ataque lleno de talento: Omar Marmoush, Savinho, Jeremy Doku y Erling Haaland. A pesar de ello, el gol nunca llegó, ni siquiera desde los once pasos. Haaland cedió el cobro a Marmoush, quien falló ante un inspirado Dean Henderson, que le adivinó el disparo y conservó la ventaja mínima tras el gol inicial de Eberechi Eze en la primera llegada clara del Palace.
Henderson también fue protagonista de la jugada más polémica del encuentro, en un partido vibrante que lo tuvo todo y que posiblemente revitalizó la FA Cup, recordando al mundo que los equipos humildes y trabajadores aún pueden escribir páginas doradas en el fútbol.
GOAL analiza los ganadores y perdedores desde el Estadio de Wembley...












