¡¿Otro Mundial?! Todo es posible para el ganador de GOAL50, Lionel Messi: el hacedor de milagros sigue desafiando la lógica con Argentina e Inter Miami

Las críticas sólo se intensificaron después de que participación de Argentina en Qatar tuvo el peor comienzo posible, con una sorprendente derrota por 2-1 ante Arabia Saudita.

"Todos están sufriendo", dijo el entrenador Lionel Scaloni sobre sus jugadores, conmocionados mientras estaban sentados en silencio en el vestuario después de la mayor sorpresa en la historia de la Copa del Mundo.

No fueron los únicos que lucharon por procesar la derrota. Un periodista argentino fue encontrado llorando en la zona mixta después del partido.

"Un día triste", reconoció Scaloni. "Pero no hay otra opción que levantarse y seguir adelante". Y lo hicieron. Gracias a Messi.

Les dijo a sus compañeros que necesitaban "estar más unidos que nunca". "No esperábamos esto", admitió, "pero (o que suceda después) depende de nosotros".

En verdad, dependía de él. Argentina necesitaba que él cumpliera y lo hizo en todos y cada uno de los partidos en los que la Albiceleste pasó del borde de una eliminación vergonzosamente temprana a la gloria suprema.

Messi, que nunca antes había marcado en la fase eliminatoria, anotó en cada ronda desde los octavos de final, batiendo un récord tras otro.

También registró dos asistencias durante esa racha, en la victoria de cuartos de final sobre Países Bajos y contra Croacia en los semifinales, que nos dejaron sin aliento.

En el primero le hizo un pase a Nahuel Molina que ningún otro jugador habría visto, y mucho menos completado. En el segundo, despellejó al que posiblemente fue el mejor defensor del torneo, Josko Gvardiol, un hombre 15 años menor que él.

Es revelador que Gvardiol no se avergonzó en lo más mínimo de que un hombre de 34 años lo llevara a la tintorería. Al contrario, dijo con orgullo a los periodistas después de la derrota de Croacia por 3-0 en Lusail: "Hoy y mañana podré decirles a los niños que marqué a Messi durante 90 minutos".

Estos tópicos se vuelven comunes en Qatar, donde Messi hizo más historia al ser nombrado mejor jugador del partido en cinco partidos de la misma Copa del Mundo.

Keanu Baccus lo comparó con una "estatua de cera": "Parece falso en el campo", admitió el australiano asombrado. "Es surrealista lo bueno que es en realidad".

También fue muy significativo que incluso antes de la final contra Francia, el técnico de Les Bleus, Didier Deschamps, confesara que muchos de sus compatriotas esperaban que Messi terminara en el bando ganador, mientras que Rivaldo se hizo eco de los sentimientos de muchos brasileños cuando afirmó que el argentino mereció levantar el trofeo "por la persona que es y por el fútbol maravilloso que siempre ha practicado".

Sin embargo, no se trataba sólo de la forma en que jugaba Messi, sino de la forma en que actuaba. Qatar completó su transición de capitán silencioso a capitán combativo.

"Messi enojado", como lo llamó Pablo Zabaleta, a los alegres argentinos les recordó a Maradona. Siempre había jugado como El Pibe, ahora lideraba como él también. No es de extrañar, entonces, que el resto del equipo se uniera a él.

Rodrigo De Paul se convirtió en su 'guardaespaldas', mientras Emiliano Martínez se refirió en repetidas ocasiones al resto del equipo como "leones que luchan por Leo".

En ese sentido, podría decirse que la victoria era inevitable para un grupo muy unido de jugadores liderados por un hombre decidido a demostrar que era el mejor de todos los tiempos.

La noche del 18 de diciembre, Lusail realmente adquirió la apariencia y la atmósfera de la coronación de un rey, el final de cuento de hadas para un jugador que quedó tan desconsolado por el fracaso en la fase final de la Copa América que se retiró de la selección en 2016.

Entonces pareció la manera perfecta de bajar el telón de su carrera internacional. Y, sin embargo, Messi sigue adelante. ¿Por qué? Porque él está amando la vida en este momento.

Una vez dijo que ya no disfrutaba del fútbol internacional; ahora saborea cada segundo que pasa con la banda de hermanos de Lionel Scaloni. En consecuencia, ahora ha puesto su mirada en una exitosa defensa de la Copa América en los Estados Unidos en 2024. Después de eso, ¿Quién sabe?

La MLS puede tener un nivel más alto de lo que piensa el aficionado promedio, y el calendario puede ser agotador debido al tiempo de viaje, pero la decisión de Messi de abandonar Europa debería permitirle prolongar su carrera.

Al menos, ya está mucho más feliz en el Inter Miami que lo que estuvo en el Paris Saint-Germain.

La idea de que tuvo un desempeño inferior en el Parque de los Príncipes es un error. La temporada pasada, por ejemplo, sólo cuatro jugadores de las 'Cinco Grandes' ligas de Europa participaron en más goles que Messi.

El problema, sin embargo, fue que llegó a personificar los problemas del PSG ante los ojos de la afición. Ahora, no se puede negar que él debe asumir su parte de culpa por no poder construir un vínculo con los fanáticos.

Pero injustamente lo convirtieron en chivo expiatorio de la enfermiza obsesión de los jeques por los fichajes de estrellas, sobre todo si se tiene en cuenta que Neymar pasó más tiempo de fiesta que jugando, mientras Kylian Mbappé se embarcaba en el viaje de poder definitivo.

Messi, por tanto, se sintió maltratado, afirmando que era "el único campeón del mundo que no tuvo reconocimiento en su club". Obviamente es una historia muy diferente en Miami, donde fue tratado como un dios incluso antes de llevar al club a la gloria de la Leagues Cup, y está rodeado de sus viejos amigos del Barça. Esto sólo puede interpretarse como algo positivo desde la perspectiva de Argentina.

Poco después de ganar el Mundial, Messi dijo que había pocas posibilidades de que siguiera jugando hasta 2026, pero Leandro Paredes reveló que su compañero ha cambiado un poco de opinión y "no descarta nada".

¿Y por qué lo haría? Incluso a sus 36 años, sigue siendo el mejor jugador del mundo. Acaba de ganar su octavo Balón de Oro y un séptimo GOL50. ¿Podría ganar más? Absolutamente. Después de todo, nada sobre Messi tiene mucho sentido. Siempre ha sido un hacedor de milagros, desafiando la lógica a diario.

Es más, la presión ha desaparecido. Messi ya no necesita tener miedo de nada ni de nadie. Gracias a sus hazañas en Qatar, ya no queda nada que demostrar. El debate sobre quién es el GOAT ha terminado. El miedo al fracaso ha desaparecido. Finalmente es libre de divertirse, y eso es precisamente lo que ha estado haciendo con Argentina y el Inter Miami.

No se sorprenda, entonces, si decide jugar el próximo Mundial. De hecho, es posible que ya esté contando los días...