Llámenlas coincidencias, señales del destino. Es lo bello del fútbol.
Entretejidos, encajes, escenas románticas: Nico Paz, que vuelve al templo de Diego Maradona, puede ciertamente ser considerado entre estos, porque en 13 meses ha pasado mucha agua bajo el puente.
Pura, límpida y cristalina como el talento del argentino en el que el Como ha apostado, siendo recompensado a lo grande. Nico en el Maradona enciende, intriga, cautiva: contra el Nápoles, hace un año, se entendió que estábamos ante un crack. Los hechos, a lo largo del tiempo, lo han demostrado.
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