Manchester City fue el equipo más ocupado de Europa en la ventana de transferencias de enero y su desembolso de 180 millones de libras (232 millones de dólares) en cuatro nuevos fichajes levantó cejas en todo el continente. A pesar de las llegadas de Omar Marmoush, Vitor Reis, Abdukodir Khusanov y Nico Gonzalez, que hicieron que el vestuario estuviera mucho más lleno, el club se aseguró de que ningún jugador se colara por la puerta mientras tanto. Y no fue por falta de ofertas.
Chelsea estaba muy interesado en fichar al joven de 19 años Nico O'Reilly, pero el City se mantuvo firme, quizá deseoso de no repetir el mismo error que cometieron con Cole Palmer 18 meses antes, fortaleciendo a uno de sus mayores rivales mientras se desprendían de un valioso talento local. Pero mientras Palmer ya había demostrado su talento en numerosas ocasiones, O'Reilly era más bien una incógnita.
Desde entonces ha quedado muy claro por qué el City estaba tan reacio a dejar que el adolescente se fuera a Stamford Bridge. O'Reilly ha avanzado desde el Sub21 y Sub19 para convertirse en una parte crucial de los planes de Pep Guardiola, un habitual en los equipos del primer equipo y una fuente inesperada de goles. O'Reilly ha marcado tres veces desde el comienzo del año, vindicando la decisión del club de retenerlo a pesar de los mejores esfuerzos del Chelsea. Y después de que marcara dos veces para vencer al valiente Plymouth en la quinta ronda de la FA Cup la semana pasada, el entrenador se permitió darse una palmadita en la espalda. "A veces tomas buenas decisiones", dijo con una sonrisa.
GOAL examina al último graduado de la academia del City que sobresale en el primer equipo, un jugador que el club está decidido a ver triunfar en el Estadio Etihad en vez de en otro lugar...
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