En la era del fútbol moderno, pocos nombres tienen el aura y carisma que rodean a Zlatan Ibrahimović. Es un ganador nato, coleccionista de títulos de liga en cuatro países distintos y un delantero que redefinió lo que es posible hacer en el campo con sus goles acrobáticos. Su confianza desbordante, que incluso lo llevó a autodenominarse “Dios”, está respaldada por una constancia extraordinaria en el éxito a nivel doméstico.
Sin embargo, detrás de esa vitrina llena de trofeos, se esconde un vacío notable, una paradoja que se ha convertido en una de las más curiosas de la historia del fútbol. El trofeo más codiciado de Europa, la UEFA Champions League, se le ha escapado inexplicablemente. Lo más sorprendente es que Zlatan ha jugado en nada menos que seis clubes de élite que en algún momento de su historia levantaron la “Orejona”.
La historia de su carrera europea no es la de un jugador en el equipo equivocado, sino la de estar en el club correcto en el momento equivocado. A menudo llegó a un gigante justo después de que conquistara Europa, o —más doloroso aún— salió de esos equipos apenas una temporada antes de que lograran el título. Este patrón de “casi” ha dejado una sombra sobre su brillante trayectoria, creando una narrativa única de mala fortuna.
¿Se trata solo de una cruel maldición del destino? ¿O hay razones más profundas, quizás ligadas a su estilo dominante o a la dinámica del equipo que reforzó? Este fenómeno ha generado interminables debates entre aficionados y analistas durante años. En GOAL te lo explicamos aquí.







