El exdelantero tenía problemas de alcoholismo y el día que estaba decidido a dispararle al guardameta, fue frenado por el presidente de Santa Fe, César Pastrana, quien al percatarse que iba tarde al entrenamiento, le llamó para decirle que no se presentara, pues sería dado de baja del club.
Finalmente, reflexionó sobre lo que pasaba por su mente en esos momentos y las consecuencias que pudo tener: "Si yo hubiera llegado al entrenamiento, con esa rabia y con tragos encima, lo hubiera cometido. Hubiera dejado a la selección Colombia sin uno de los mejores arqueros", comentó.