Erling Haaland vio que se abría la ventana a su futuro y, en lugar de cerrarla de golpe, le dio un suave empujón, dejando entrar más aire y dando espacio a las especulaciones. El delantero del Manchester City estuvo en la rueda de prensa previa al partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones contra Copenhague el mes pasado y le preguntaron, dadas las constantes especulaciones sobre su futuro, si tenía todo lo que quería en el City.
Al principio habló con entusiasmo de estar "realmente feliz, especialmente con la gente que me rodea. El entrenador, la directiva, tengo que decir que estoy muy feliz".
Ese fue el momento perfecto para terminar su respuesta allí mismo, pero Haaland se detuvo un segundo y cambió de dirección. "Digo esto ahora, mañana nunca se sabe lo que traerá el futuro, pero estoy feliz. Puedes escribir esto pero también tienes que escribir todo lo que dije antes. Estoy feliz".
Está disfrutando en el City, quería dejarlo muy claro. Pero también dejaba claro que el City no era su destino final. La siguiente pregunta fue si iba a firmar un nuevo contrato con el club, otra oportunidad para acabar con las especulaciones. Pero optó por no tomarla: "Ahora mi atención se centra principalmente en el campo, hay muchos partidos... así que creo que debería concentrarme en eso".
El próximo partido en el que Haaland debe concentrarse es el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones del martes contra el Real Madrid, uno de los pocos clubes por los que, de manera realista, podría dejar el City.
Dos años después de rechazar el Santiago Bernabéu para seguir los pasos de su padre en la mitad azul de Manchester, el panorama ha cambiado en el Madrid. Entonces, ¿todavía querrían ficharlo?
