El renacimiento de Isco en el Betis tras dejar el Real Madrid, pasar sin pena ni gloria por el Sevilla y estar siete meses sin club

Se suponía que Isco sería el próximo gran centrocampista del Madrid. Y por un tiempo lo fue. Carlo Ancelotti lo llevó a la capital española procedente del Málaga en 2013, su primer fichaje para el club, y lo utilizó en un mediocampo repleto de estrellas. Hubo dudas sobre su forma durante algún tiempo, pero los madridistas quedaron impresionados por su capacidad técnica y su habilidad para marcar grandes goles.

Fue su actuación, no la de Cristiano Ronaldo, la que llevó al Madrid a ganar la Liga de Campeones de 2017. Posteriormente le ofrecieron una buena extensión de contrato, con una deslumbrante cláusula de rescisión de 700 millones de euros. Y aunque vio limitadas sus oportunidades al año siguiente, aun así fue titular en la victoria final de 2018 sobre el Liverpool.

Pero a una sucesión de entrenadores les resultó cada vez más difícil alinear al español. Mientras otros avanzaban, primero Vinicius Jr y luego Federico Valverde, Isco se mantenía fuera del once inicial. Que ninguno de muchos entrenadores, incluido Zinedine Zidane, pusiera en el césped a un número '10' tampoco ayudó. Para 2022 quedó claro que su tiempo en el club había terminado.

Monchi, si hay que creer en los rumores, nunca quiso a Isco. Julen Lopetegui había llegado al Sevilla cuando la carrera de Isco en el Madrid estaba llegando a su fin, y cuando el centrocampista estuvo disponible de forma gratuita, lo convirtió en su objetivo prioritario. Rechazó más dinero de otros equipos para quedarse en su tierra natal.

Lopetegui, a cambio, convirtió a Isco en el eje de su equipo. El Sevilla, sin embargo, no tuvo buenos resultados durante los dos primeros meses de la temporada. Ganaron uno de sus primeros 10 partidos y Lopetegui fue destituido de su cargo en octubre. Luego llegó Jorge Sampaoli, y aunque incorporó a Isco en su once, la mala forma (y la falta de voluntad para adaptarse a un rol diferente) hicieron que el mediocampista fuera borrado del once.

Y luego, la pelea. Monchi e Isco llevaban tiempo enfrentados. Intercambiaron palabras en el campo de entrenamiento a principios de diciembre. Hay dos versiones diferentes de esta narrativa; Isco denuncia que el director deportivo le agredió físicamente en su despacho. Monchi ha desmentido las acusaciones de Isco. Su salida como agente libre no fue una sorpresa.

Pero todavía había esperanzas para la carrera de Isco, al menos en ese momento. Después de todo, aquí estaba un internacional español con cinco medallas de campeón de la Liga de Campeones y dos pies mágicos. Isco, en un principio, tuvo ofertas de varios clubes. Según los informes, la MLS era una prioridad, pero ningún equipo norteamericano hizo una oferta seria, según The Athletic. El Unión Berlín, que en aquel momento estaba en auge en la Bundesliga, fue el único equipo que se acercó seriamente y las dos partes llegaron a un acuerdo verbal en el último día de mercado. Pero fracasó después de que "las condiciones cambiaron".

El centrocampista quería jugar en Europa y el Unión Berlín estaba en la Europa League. Pero las reglas de la UEFA le impedían aparecer con dos equipos en la misma competición. El principal atractivo del trato desapareció y se quedó sin club.

Así, a partir de febrero, Isco se quedó en casa, entrenando en su gimnasio personal. "Son momentos duros, porque al final estás acostumbrado a la dinámica, a estar en un equipo y a competir, entonces cuando deja de ser así sientes que te falta algo", admitiría después. Arabia Saudita lo tentaba, pero permanecer en La Liga siempre fue el objetivo.

Bastaron dos minutos para arreglarlo todo con el Betis. Isco y Manuel Pellegrini lo acordaron por teléfono. Los dos desarrollaron una bonita relación en la época de Isco en el Málaga, y una vez resueltos los términos del contrato, Pellegrini confió en tener a su hombre de nuevo consigo. "Desde el momento en que hablé con él tuve claro que íbamos a encontrar al Isco del pasado y al jugador que necesitábamos para crear ocasiones", dijo Pellegrini en rueda de prensa.

Y su fe fue recompensada. Isco se presentó en el Benito Villamarín como un hombre diferente al que salió del Sevilla seis meses antes. Más en forma, más ágil y con más ganas de adaptarse, estuvo en el XI del Betis desde el primer día. Y había una verdadera necesidad de él. El Betis había perdido a Joaquín Sánchez, que colgó las botas a los 41 años; Sergio Canales se había mudado al Monterrey de la Liga MX, y Nabil Fekir, que alguna vez prometió tanto, estaba fuera por una lesión en la rodilla. Necesitaban a alguien que moviera los hilos.

El propio Isco ha admitido que tomó la decisión correcta. Su renuencia a aceptar tanto el dinero saudí como otras oportunidades europeas hace menos de 12 meses fue recibida con perplejidad por aquellos que tenían los ojos puestos en los rumores.

"Al final estuve un tiempo fuera de acción, estuve un tiempo sin jugar y vine aquí para afrontar un bonito reto con la confianza del club y del entrenador", dijo en rueda de prensa. "De momento las cosas van bien. Me estoy demostrando a mí mismo que todavía tengo fútbol en mí. Lo estoy disfrutando, que es lo que quería, y espero que tanto el Betis como yo hagamos una temporada espectacular".

Isco ha respondido con un comienzo brillante en el Benito Villamarín. Fue nombrado MVP en nueve de los primeros 13 partidos del club y suma seis goles en todas las competiciones, nada mal para un jugador del que no se espera que encuentre la portería. Todos sus pocos goles han sido cruciales, además.

Isco se encuentra entre los mejores de Europa en términos de pases progresivos (calificado en el percentil 99, según FBRef), acciones de creación de tiros (91) y pases en el último tercio (88). Vuelve a ser un peligro en las jugadas a balón parado, mientras que sus números defensivos han mejorado mucho con respecto a sus años en el Madrid.

Quizás en términos más generales, sin embargo, está haciendo el tipo de esfuerzo que alguna vez fue supuestamente su mayor debilidad. Ha acumulado más de 1.200 minutos en La Liga y ha jugado al menos una hora en cada partido hasta ahora, lo que no es un mal retorno para un jugador que parecía estar acabado en el fútbol profesional de primer nivel.

Si bien no es el Isco de 2017, el objetivo de volver a sentirse importante lo ha logrado.

Isco ha desacelerado últimamente y el Betis ha perdido puntos tanto ante Sevilla como contra Almería. Pero son séptimos en La Liga y primeros de su grupo de la Europa League. Solo han perdido dos veces en la liga en toda la temporada y tienen uno de los mejores récords defensivos de la liga. Una victoria improbable contra el Madrid podría colocarlos en el quinto lugar, si otros resultados les favorecen.

Por primera vez en años, el futuro está abierto. El contrato de Isco es de baja remuneración y bonificaciones, que hará que su salario se dispare si alcanza ciertas cifras de partidos y goles. Según se informa, también existe una cláusula de renovación automática. Pero ahora el Betis está dispuesto a volver a sentarse a la mesa. Se habla de un nuevo contrato para el jugador de 31 años, que podría mantenerlo en el club aún más tiempo.

Con Pellegrini al mando, el equipo en constante mejora y las perspectivas de jugar en Europa en el futuro, Isco podría sentirse inclinado a seguir. Sin embargo, Isco ha dado a conocer el interés del Barcelona en él antes (según se informa, los blaugrana hicieron un acercamiento cuando él era jugador del Madrid) y hay informes dispersos, aunque fantasiosos, de que podrían volver a buscarlo en enero. Ante la necesidad de profundidad en el mediocampo, un rumor sin sentido se ha convertido en una posibilidad poco probable.

De cualquier manera, ese rumor es un halago. Una buena noticia para un jugador cuya carrera parecía haber terminado hace un año. Como ha demostrado estos últimos meses, esta nueva versión de Isco podría estar recién empezando.