Los aficionados del Manchester United están experimentando una sensación extraña en este momento. Están esperando con ansias la final de la Europa League contra el Tottenham en Bilbao el 21 de mayo, pero saben que su equipo está en un estado deplorable tanto en el campo como fuera de él, como subrayaron las observaciones brutalmente honestas de Ruben Amorim después de la derrota del domingo ante el West Ham.
Hay claros paralelismos con hace 20 años, cuando el United se preparaba para la final de la FA Cup contra el Arsenal pero estaba en desorden debido a la controvertida adquisición por parte de la familia Glazer, que acababa de completarse. Dos décadas después, y los efectos de la compra apalancada de la familia estadounidense todavía se sienten en Old Trafford.
El United está en una situación financiera aún más grave que en 2005. La adquisición por parte de los Glazer hundió a un club que había estado balanceando sus cuentas desde 1931 en una deuda de £580 millones ($776 millones). Esa cifra ha aumentado desde entonces a £731.5 millones ($965 millones), también. La deuda del club es un factor enorme en los recortes drásticos de Sir Jim Ratcliffe, incluyendo su decisión de despedir a más de 400 empleados en el último año. Y es una gran razón por la cual el poder de gasto del United ha disminuido y por qué están cerca de violar los límites de Ganancias y Sostenibilidad de la Premier League.
Los aficionados del United han estado protestando sobre la propiedad de los Glazers desde antes de que se lanzara su oferta, y la oposición hacia ellos ha aumentado aún más desde que los resultados han disminuido en los 12 años desde que Sir Alex Ferguson se retiró. Aunque el declive del equipo puede atribuirse a muchas malas decisiones de reclutamiento, la gestión del club por parte de los Glazers es indudablemente el mayor factor subyacente en su caída.
Y la incómoda verdad es que el mismo Ferguson jugó un papel en la adquisición, desde enfadar a los accionistas anteriores del club debido a una disputa sobre un caballo hasta no intentar detener el acuerdo o incluso pronunciarse en contra de él. Así que, 20 años después del acuerdo que comenzó la caída del Manchester United, GOAL pregunta: ¿Cuánta culpa debería asignarse a Ferguson?








