Una nueva salida del Atlético de Madrid que termina mal, aunque en este caso pudo ser mucho peor. Después de caer por 4-0 en Lisboa, el equipo del Cholo Simeone fue a Anoeta para recuperar la tercera posición en la clasificación, pero la única certeza es que el parón internacional llega en un momento justo para que el entrenador reordene a sus tropas.
Un gol al minuto de juego puede ser una buena noticia o un lastre y fue lo segundo para el Atleti. En el primer avance, Griezmann filtró la pelota para Julián Álvarez, que hizo valer su precio de mercado. Pero con el 1-0 a su favor, poco hizo para cuidar la ventaja y en lo posible ampliarla, porque el arco de Remiro siempre estuvo lejano.
De todas maneras, con el sacrificio clásico mantenía a raya a una Real Sociedad con voluntad pero sin precisión para golpear a un firme Oblak.
Hasta que llegó el ingreso de Rodrigo De Paul y su gravísimo error: no vio a Sorloth por delante, quiso jugar hacia atrás y Sucic remató de zurda al ángulo de Oblak. Una obra de arte que hubiera sido imposible sin el toque del argentino, responsable de un empate que sabe a poco para los donostiarras y al mismo tiempo es un castigo para un equipo que no recuerda que para golpear y replegarse no puede cometer el más mínimo error.