Al redescubrir su amor por el fútbol y al revelar lo mal que estuvieron las cosas en Manchester, Antony añadió:
“Mi hermano me dijo que aguantara un poco más, que las cosas cambiarían. Eso me conmovió, porque fueron días muy duros para mí.
Solo yo sé cómo fue estar en casa sin fuerzas ni para jugar con mi hijo, pasando días sin comer y encerrado en mi habitación. Fue muy complicado, pero gracias a Dios, a mi familia y, sobre todo, a la ayuda divina, pude salir adelante y hoy estoy muy feliz aquí.”