Pero en Legia ya no tenía futuro. "Mi madre preguntó: '¿Y ahora qué?'", recuerda Lewandowski. "Teníamos que pensar en el siguiente paso. ¿Debería dejar el fútbol? Para mí eso no era realmente una opción, porque quizás Varsovia había cometido un error. Mi madre sugirió que buscáramos un nuevo club, que me recuperaría, volvería al campo y recuperaría mi forma."
Lewandowski había estado lesionado en los meses previos a la decisión de Legia de dejarlo ir, estuvo fuera por mucho tiempo. "El médico cometió un error", dice él hoy. "Solo necesitaba tiempo, quizás dos meses, para estar sano y en forma. Pero el médico simplemente dijo: 'No estará listo'."
Solo dos semanas después, Lewandowski encontró un nuevo club y se unió al equipo de tercera división polaca Znicz Pruszkow. Abordó la nueva tarea con gran motivación, quería demostrarle a Legia que realmente tenía lo necesario para ser un delantero top: "Nadie puede decirte que no puedes hacer algo. Porque he tenido esta situación muchas veces en mi vida. Todo eso es tonterías."
Nunca tuvo como joven jugador un entrenador que quisiera predecirle una carrera como la que tuvo después. "Ningún entrenador me dijo que me convertiría en un jugador top. Aunque anoté muchos goles, nunca escuché de un entrenador: 'Si haces esto o aquello, alcanzarás un alto nivel'", explicó el polaco.
El cambio a Pruszkow resultó ser una decisión dorada. En su primer año fue el máximo goleador, llevó al club a la segunda división. Y allí repitió la hazaña en la temporada 2007/08, convirtiéndose en el máximo goleador con 21 goles.
No se sabe si Legia quiso recuperar a Lewandowski después. En cualquier caso, se transfirió en el verano de 2008, poco antes de cumplir 20 años, al club top Lech Posen, y poco después se convirtió en jugador nacional - y el resto, como se suele decir, es historia.