La carrera de Xabi Alonso como futbolista fue, en muchos sentidos, un aprendizaje ideal para su transición al banquillo. A lo largo de sus años en la élite trabajó con algunos de los entrenadores más influyentes del deporte, cada uno con una filosofía propia. En Liverpool pasó cinco temporadas bajo las órdenes de Rafa Benítez, un estratega minucioso. En el Real Madrid coincidió con tres técnicos de perfiles muy distintos: Manuel Pellegrini, José Mourinho y Carlo Ancelotti. Más tarde, en el Bayern Múnich, vivió dos años clave junto a Pep Guardiola, el gran referente del juego posicional moderno, antes de cerrar su carrera con un último curso nuevamente bajo el mando de Ancelotti.
Guardiola supo desde el primer momento que Alonso estaba destinado a dirigir desde la banda: “Cualquiera que haya tenido el placer de entrenar a Xabi sabía, sin ninguna duda, que sería entrenador”, afirmó. Y queda claro que su etapa en Múnich marcó profundamente al tolosarra.
“Aprendí muchísimo en mis tres años en el Bayern”, recordó Alonso. “Con 32 años ya había vivido casi toda mi carrera, pero en esos dos o tres años aprendí más que en muchos anteriores”.
Ese conocimiento le permitió brillar en el Bayer Leverkusen, donde terminó con la hegemonía de 11 años del Bayern en la Bundesliga y conquistó la DFB-Pokal en una temporada invicta a nivel doméstico. Sin embargo, ese bagaje no necesariamente lo preparó para la dinámica particular del Real Madrid. Y ahora, con solo dos victorias en los últimos siete partidos, Alonso se prepara para enfrentarse por primera vez desde el banquillo a su exmentor, Pep Guardiola, cuando el Manchester City visite el Bernabéu este miércoles. La sensación en el entorno blanco es que una derrota podría poner fin prematuro a su etapa en el club.

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