El lugar de Romário en la historia del fútbol está más allá de toda duda. Fue una figura central en el triunfo de Brasil en la Copa del Mundo de 1994 en Estados Unidos, donde sus actuaciones destacadas le valieron el Balón de Oro, otorgado al mejor jugador del torneo. Ese mismo año, fue nombrado Jugador Mundial de la FIFA, culminando una de las temporadas más dominantes de cualquier delantero en la historia. Fue incluido en el Equipo de Ensueño de la Copa Mundial de la FIFA en 2002 y fue honrado en la lista FIFA 100 de los mejores jugadores vivos, curada por Pelé, en 2004.