Julián Álvarez, el MVP del River Campeón

El equipo de Marcelo Gallardo es el flamante campeón del Torneo Liga Profesional 2021, lo consiguió de manera arrolladora tres fechas antes del cierre. Ganó 13 de los últimos 16 juegos, en ellos muchos futbolistas lograron cambiar su imagen, otros se consolidaron y algunos simplemente mantuvieron el buen nivel que venían teniendo. Pero la liga tiene una figura indiscutible: Julián Álvarez.

El torneo del chico estrella, al igual que el de todo River, se puede dividir en dos partes. De la primera fecha hasta la octava y de la onceava hasta la vigesimosegunda.

En las ocho jornadas iniciales fue un actor secundario, siendo titular en tres partidos, jugando 420 minutos y anotando en dos oportunidades. Luego se perdió un par de encuentros por estar convocado con el seleccionado argentino, pero volvió en modo killer.

La transformación fue total, ya que entre la fecha 10 y la 22 jugó 11 partidos cosechando alrededor de 1100 minutos. Anotó 15 goles y repartió 5 asistencias. Participó activamente en 20 de 28 goles del equipo.

No solo son los goles o las asistencias, sino la influencia que tuvo en la levantada de un River que había quedado afuera de la Copa Libertadores. Se destaca su juego en partidos de contextos difíciles como el Superclásico y la visita a Córdoba ante Talleres.

Un debate que se ha llegado a dar pero evidentemente el mismo Álvarez ha desterrado a base de goles, es si le sentaba cómoda la posición de centrodelantero. Dentro de su racha de anotaciones marcó 11 goles dentro del área. En el siguiente gráfico se puede ver desde donde pateó para definir.

También destacó con sus asistencias, que fueron muy variadas: apoyadas en una presión, haciendo las veces de pivot para el que ingresa, o bien saliendo del área para que los defensas pierdan referencia. El Araña maneja muchos registros, por eso puede no parecer un centrodelantero tradicional.

A continuación, en Goal te recordamos los momentos claves de Julián Álvarez en la seguidilla de encuentros que le dieron la gloria al Millonario.

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En Rosario comenzó su recorrido casi perfecto. Hizo dos goles y dio dos asistencias. A los cinco minutos salió del área, giró y asistió a De la Cruz para poner las cosas 1-0. En el segundo tiempo, con el encuentro empatado, toma un disparo desviado de Angileri y la manda a guardar. Un rato más tarde se conecta con Carrascal, a quien le devuelve una magistral pared para que defina. Cierra con un gol marca registrada: pica al espacio, usufructúa un gran pase de Palavecino y adentro.

No fue un partido amigable para River en Santiago del Estero, pero allí apareció Julián al rescate. Primero, haciendo gala de su gran capacidad atlética, ejerce una presión alta intensa y logra robarle la pelota al defensor que conducía. Una vez que la controla asiste a Carrascal que marca el primer tanto de la noche. El mismo Araña estiró la ventaja con un remate de media distancia al ángulo.

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La tarde que lo pone en otro escalón. Sus dos goles le dan el Superclásico a River y bajan a Boca de la pelea por el título. El 1-0 puede parecer error del arquero Rossi pero la violencia con la que dispara Julián Álvarez le quita un poco de culpa. Lo hizo en un momento clave: poco antes el Xeneize se había quedado con 10. El delantero terminó de solucionar las cosas con un gol bien de 9: corrigiendo un envío dentro del área chica. Salió a los 87 para el aplauso de Monumental.

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River empezó perdiendo y Julián Álvarez lo empata rápidamente con un gran gol de fuera del área, la agarra de primera sin escatimar en potencia: la postura de su cuerpo era perfecta para darle la vehemencia y ubicación necesaria abajo, al ras. Inalcazable. Puso al Millonario en ventaja con un gol de rebote, habiéndose ubicado perfecto en el área chica. El tercero es producto de un creciente optimismo. Picó al espacio, en un balón que otro no lucha porque era imposible llegar. Torrico tardó en salir y Álvarez se la pasó por debajo de las piernas. Hattrick y se llevó la pelota a casa. Merecido.

Otro de sus mejores encuentros en la temporada, otra vez en un duelo clave. River se queda con diez tempranamente y Julián se puso al hombro todo el frente de ataque. Asiste en el 2-0, liquidando el partido y el campeonato. Fue una corrida memorable, otra vez explotando los espacios. Desde la mitad de la cancha luchó, se la punteó al defensor que salió confiado y, mientras conducía a toda velocidad, miraba a quién se la iba a dar. Cambió de frente y campeonato servido en bandeja.

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En este caso no abrió el partido y en su gol solo tuvo que finalizar una gran acción colectiva que empezó en un quite de Martínez, siguiendo por un pase quirúrgico de Palavecino a B. Romero que lo dejó sin arquero. Araña hizo lo propio para el delantero minutos después para sumar una nueva asistencia.

No abre el partido pero lo sentenció rapidísimo con tres goles en menos de 15 minutos. A los 28, un gol bien de goleador empujando la pelota en el área chica tras un mal rebote del arquero. A los 36 presiona a Ibañez, logra robar y da un pase a la red. A los 40, otra vez, bien ubicado ante el rebote del arquero. El cuarto fue en el segundo tiempo, decoró el resultado haciendo gala de su buena definición.

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El Araña marcó el único gol del encuentro, ese que dejó a River con oportunidades de definir las cosas de local ante Racing, gracias a un pase milimétrico de Enzo Férnandez, definió en el área chica y a otra cosa.

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En la coronación solo participó de un gol: el segundo. Tal vez el que sentenció todo, porque a partir de ese momento se sentió que en Núñez había nuevo campeón. No bien comenzada la etapa final, otra vez dentro del área superó a Gabriel Arias para no perder la costumbre goleadora.