Henry Martín y la sombra de su hermano Freddy: un dolor que lo persigue en la Liguilla

A Henry Martín lo persigue la imagen de su hermano Freddy en el Reclusorio Oriente: esposado, rodeado de agentes y detrás de las rejas, enfrentando una denuncia por presunta violación en una fiesta que organizó en su casa, el pasado 25 de diciembre. El delantero del América juega y hace jugar a sus compañeros, pero los días son iguales. Futbol en el día y cientos de preguntas por las noches.

Henry, al igual que Freddy, no tuvo una formación de fuerzas básicas para aprender a jugar a la pelota. Los dos fueron goleadores en el Club Soccer de Mérida desde pequeños y aprendieron de sus mayores “para ser buenas personas y dejar las cosas malas a un lado”, dice su papá, el ingeniero Daniel Martín.  

Integrantes de una familia de escasos recursos, en la capital yucateca, los hermanos Martín obtuvieron varias medallas y trofeos durante su infancia y adolescencia. Desde pruebas de velocidad y saltos de altura en las pistas de atletismo, hasta torneos del futbol amateur como máximos anotadores.  

Henry Martín Freddy MartínN/A

Henry, cinco años menor (28) y con la carrera como ingeniero civil todavía sin terminar, recibió la invitación de Pumas para probarse en su cantera . Ahí, en un amistoso contra el FC Itzaes, el uruguayo Daniel Resello -un cazatalentos de la Liga de Ascenso- notó algo diferente en él y lo llevó al Club de Futbol Mérida, hoy Venados FC. Freddy lo alcanzó tiempo después

Los dos hicieron goles y sumaron partidos, pero sólo Henry pudo llegar a Primera . La puerta se abrió en el verano de 2014, con el técnico César Farías -entonces en los Xolos de Tijuana- al otro lado de la línea: “Quiero que vengas y nos des una mano”, le dijo, con acento venezolano. Y allá fue el goleador yucateco, mientras Freddy seguía marcando sus primeros goles con el Mérida. 

El futbol los llevó por caminos distintos. Henry jugó en total tres años en la frontera -los mismos que su hermano en los Venados-, y recibió su primera convocatoria a la Selección mexicana . También, fue pretendido por Chivas y el América y, en marzo de 2016, se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla derecha. Freddy, por otro lado, viajó de Yucatán a Sinaloa para jugar con los Dorados y luego fue campeón con Alebrijes de Oaxaca, su último equipo.

En Culiacán, a principios del 2018, el mayor de los Martín se enteró que su hermano iba a jugar en el América . La noticia acortó distancias entre ellos, porque sólo faltaba él. “En la familia, hemos navegado con la bandera de que las cosas buenas son las que debemos hacer, sin hacerle daño a nadie. Y si podemos ayudar, ayudamos”, afirma Don Daniel, que, además de padre, fue también el primer técnico que tuvieron ambos en sus carreras.

Familia MartínN/A

Como americanista, Henry ganó tres campeonatos (Apertura 2018, Copa MX 2019 y Campeón de Campeones 2019) y marcó 46 goles , 36 de ellos en el torneo local . Eso lo ha llevado a convertirse en uno de los delanteros mexicanos más eficaces de la Liga. Algo que no desconoce la Selección Nacional, para las competencias siguientes: la Liga de Naciones, la Copa Oro, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y las Eliminatorias mundialistas. 

Sus números, sin embargo, no son los mismos cuando se trata Liguillas. Entre Xolos y las Águilas, el menor de los Martín acumula 22 partidos de fase final (1205 minutos de juego), en los que sólo ha marcado dos anotaciones : uno con cada equipo. El más reciente fue en el torneo pasado contra Chivas, en los cuartos de final, pero su equipo quedó eliminado.

Aunque las expectativas eran otras para esta Liguilla, la historia cambió con la imagen de Freddy: detenido por agentes de la Policía de Investigación de la CDMX por la presunta violación de una joven, con la que coincidió el pasado 25 de diciembre en la casa de su hermano. Henry recibió la noticia horas antes de enfrentar a Pumas , en la última jornada de la fase regular del torneo. 

Ahí estuvo el técnico Santiago Solari para consolarlo, después de haber marcado el gol de la victoria. El delantero no pudo ocultar su derrumbe. Los dos salieron abrazados del Estadio Olímpico Universitario, sin saber la suerte de su hermano (en ‘prisión preventiva’ en el Reclusorio Oriente, desde el 30 de abril). El equipo lo respaldó y respetó su lugar, pero no lo tuvo más de 45 minutos en la ida de los cuartos de final ante el Pachuca (3-1, en contra).

Desde el día de su detención, las palabras lunes o martes no tienen significado para Henry. Tampoco comprende cuánto tiempo deberán esperar para conocer el futuro de su hermano. El yucateco no quiere que enciendan la TV para escuchar las noticias. Tan sólo quiere jugar: seguir haciendo goles , pero ahora en la Liguilla. Saldar esa cuenta pendiente que tiene con el América y consigo mismo. Y esperar, mientras se reúnen las pruebas, a si alguna de las partes lo requiere como testigo del caso. Porque eso es lo único que le queda.

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