Esta eliminatoria entre Real Madrid y Chelsea tiene un nombre propio, el de Eden Hazard, casi borrado por cómo amenazan sus continuas lesiones su presencia en el césped. Pero tras la enésima reparación, el belga tuvo unos minutos ante los de Tuchel en el Di Stéfano y, salvo sorpresa, será titular hoy (21:00 horas, Movistar Liga de Campeones) en Stamford Bridge, su otra casa futbolística.
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Fueron siete las temporadas que disfrutó allí, convirtiendo ese estadio en su jardín particular. Durante ese tiempo levantó dos Premier League, dos Europa League, una FA Cup y una Carabao Cup, con 110 goles (el noveno de la historia del club) en 352 encuentros (el vigesimotercero) y el récord de haber sido reconocido en cuatro ocasiones el mejor jugador de la plantilla.
Más allá del fútbol, Hazard se hizo un hueco en el corazón colectivo del Chelsea. Le amaron todos, aficionados, periodistas, personal del día a día, cuerpo técnico (con varias regañinas por su falta de interés en los entrenamientos y exceso de anarquía en partidos), compañeros y directivos, con Marina Granovskaia a la cabeza. Por ello la mandamás de la entidad, muy cercana al ahora madridista, endureció hasta el extremo las negociaciones con el Real Madrid en 2019.
Hazard: lejos del centro de Londres, con sus hijos cerca, chándal...
A Hazard nunca le atrajeron los focos, de los que huía como del centro de la ciudad. Su vida estaba en Cobham , el área donde se localiza la ciudad deportiva del Chelsea, y alrededores. Poco amigo de las discotecas e incluso de los restaurantes de mayor lujo, se decantaba por la sencillez de un estilo más de pueblo, de zonas residenciales en las que hablaba con los vecinos con total naturalidad.
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Su prioridad era y es su familia. Con su carácter de niño en un cuerpo de adulto, se perdía con una pelota y sus hijos de por medio. No pedía mucho más que eso, un chándal cómodo y alguna cerveza o copa de Ruinart para regar las barbacoas con sus íntimos. Ni siquiera se preocupaba en exceso por sus móviles, de la marca de la manzanita, sí, pero habitualmente con la pantalla rota por esas cosas de los pequeños.
Hazard cumplió su propósito en Inglaterra, enunciado en una entrevista en 2019: "Quiero que me recuerden como una buena persona y, con suerte, también como un buen jugador". En aquel vestuario en el que David Luiz le llamaba cariñosamente "Gordo" y Azpilicueta le ayudó como traductor no olvidan el mensaje con el que Eden se despidió justo antes de salirse del grupo de WhatsApp: "Gracias. Os quiero, chicos". Esta noche, con la necesidad de empezar a demostrar por qué es el fichaje más caro de siempre en el Real Madrid, intentará dejarles sin final de Champions.