OPINIÓN
Pep Guardiola y Santiago Solari protagonizaron uno de los cruces de declaraciones más polémicos de los últimos meses. El catalán no lo dudó a la hora de señalar que el Rea Madrid no era uno de los mejores equipos de la última década y el técnico argentino, y toda la corte mediática que rodea al conjunto merengue, no dudaron en tomar las armas para quitarle la razón.
Sus armas y argumentos deportivos eran poderosos, el Real Madrid ha ganado 4 de las últimas 5 ediciones de la UEFA Champions League, 2 más que las que ha conquistado el propio técnico catalán en toda su carrera, que ni se acerca a conquistar la Orejona desde que no tiene cerca a Leo Messi, una realidad que la maquinaria propagandística de Guardiola, que también la tiene y muy poderosa, también se empeña en esconder con la conquista de Ligas en Alemania, un campeonato donde el Bayern no ha venido teniendo rival antes y después del paso de Pep, y la Premier, donde la competencia es feroz pero el City tiene la inestimable ayuda de un presupuesto inagotable.
Tras el primer cruce de declaraciones, Guardiola matizó que su exclusión del Real Madrid de esta lista de los mejores equipos de la década estribaba en el mal rendimiento de los blancos en LaLiga. Ese matiz de Guardiola establece la única realidad incontestable en los dos discursos intoxicados e interesados. Los blancos tapan con Copas de Europa su irregularidad y sus constantes giros de timón, Guardiola tapa con estas críticas su incapacidad para volver a levantar la Orejona desde que no convive con Messi y tiende a calificarlo como una conquista menos complicada que una Liga.
El entorno del Real Madrid reacciona furibundo contra Guardiola porque en el fondo es consciente de que ganar 4 de 5 Champions es tan anormal como que desde 2008 haya ganado sólo dos veces LaLiga. Así como también es anormal que una plantilla de muchos millones de euros no sea capaz de competir con solvencia en tres competiciones o que en una misma temporada caiga en el Santiago Bernabéu con el Girona, la Real Sociedad y el Levante.
Próximos partidos
El brillo de la plata de una Champions tapa casi todo y el Real Madrid ha conseguido que hasta que un extraterrestre como Leo Messi se frustre ante su supremacía continental. Sin embargo, fallar en partidos como el del Girona también carga de razones a francotiradores como Guardiola que esperan cualquier tropiezo merengue para atacar.
El Real Madrid se ha convertido en un alumno perezoso que sabe que sin trabajar cada día es capaz de llegar al sobresaliente pero puede que alguna vez en la moneda de la Champions vuelva a salir cruz. Si Florentino Pérez vuelve a pasear la Orejona por Cibeles podrá respirar tranquilo pero la nota de la final de la temporada vuelve a estar en un alambre más propio de un equilibrista que de un equipo de fútbol.