Cuesta creerlo. Hasta hace no demasiado tiempo, los equipos desfilaban por el Santiago Bernabéu casi por compromiso. Se presentaban, pero no tenían demasiado para hacer. Cuando el equipo de Zidane salía a su campo, la historia casi siempre terminaba igual. De hecho, la racha de 73 partidos marcando de manera consecutiva era una repercusión directa. Pero las cosas cambiaron.
El Real Madrid quedó afuera de la Copa del Rey 2017-18 sin ganar ni siquiera un partido en casa. La caída ante el Leganés por 2 a 1 cerró un círculo de terror que resume el rendimiento del equipo de Zidane en la temporada.
Todo empezó con el Fuenlabrada, con un empate 2 a 2 que dejó gusto a poco, pese a que el equipo había hecho la diferencia en el partido de ida. Algo parecido ocurrió ante el Numancia, en enero de este año, cuando otro 2-2 no terminó de cerrar las cuentas.
El 1-2 ante el Leganés fue la fiebre definitiva, pero los síntomas se venían dando de manera clara. Hasta pareció obvio que en algún momento iba a llegar la enfermedad.
