El Celta llega a la Ciudad Condal tremendamente reforzado en el plano moral y deportivo. El empate liguero ante el Real Madrid y el resultado de la ida en la Copa ante el Barcelona (1-1) invita al optimismo para la expedición gallega, máxime si el cuadro celeste ya sabe lo que es eliminar a uno de los grandes del fútbol español en el torneo del K.O., concretamente a dos de ellos y de forma consecutiva.
No en vano, el cuadro olívico echó a la cuneta al Atlético de Madrid -por un global de 3-2- en los cuartos de final de la temporada 2015-16, para luego caer en semifinales ante el Sevilla. Los célticos calcaron su papel en la siguiente edición, 2016-17, llegando a semifinales con el Alavés después de haber superado en cuartos de final al Real Madrid -por un global de 4-3-. En ambos casos, curiosamente, empataron en Balaídos para después ganar fuera de casa. El mismo guión que están cumpliendo este año.
Los caprichos del bombo han querido que el tercer gran equipo del fútbol español, el Barcelona, sea el rival de esta edición 2017-18, aunque en lo que no se coincida es en la ronda, dado que se trata de los octavos de final y no la de cuartos como ocurrió anteriormente en sendos casos.
Por todos estos motivos el Celta aterriza en el Camp Nou con la cabeza bien alta, como uno de los equipos que más está complicando la existencia al Barcelona en sus últimos enfrentamientos y con la intención de cerrar su peculiar ciclo de eliminatorias. Su particular triple corona.
