Los años, medida de casi todo lo que respiró en alguna ocasión, serán capaces de revalorizar aún más el presente. Chile inicia una nueva Copa América como uno de los grandes favoritos a quedarse con el título. Este nuevo debut es, al cabo, una prueba más para demostrar por qué estos jugadores forman parte de la Generación Dorada de la historia de La Roja.
Quizá, para entender mejor esta actualidad, se debe viajar hasta 2007: fue en Canadá, bien al norte de América, cuando en el Mundial Sub 20 varios de estos futbolistas dorados comenzaron a brillar como estrellas, obteniendo el tercer lugar de la competencia internacional. En aquel plantel se podían leer nombres como Mauricio Isla, Gary Medel, Arturo Vidal y Alexis Sánchez. Luego se fueron sumando otros como Claudio Bravo, Jean Beausejour, Jorge Valdivia, Mark González o Humberto Suazo.
Marcelo Bielsa, en agosto de ese mismo año, asumió como entrenador del seleccionado mayor y supo capitalizar muy bien todo lo que en ese entonces aspiraba a ser grande. El técnico argentino no sólo cambió tácticas, sino que, fundamentalmente, les hizo entender a sus dirigidos que podían ganar todos los partidos que se proponían: el equipo, entonces, en cada uno de los juegos, salió a buscar la victoria, sin especular y obteniendo grandes resultados.
GettyDespués, con un breve paso de Claudio Borghi en el medio, llegó Jorge Sampaoli (diciembre de 2012), y lo hizo con una intención similar a la del Loco. El ex DT de Universidad de Chile, además, recibió a las promesas de 2007 convertidas en estrellas que ya se lucían en las mejores ligas del mundo. La consecuencia: campeones de América.
Pero la historia les tenía guardado otro lugar especial. Francisco Silva, ya con Juan Antonio Pizzi a la cabeza, convirtió el histórico penal en la final en la Copa Centenario de Estados Unidos 2016, que le dio a la Selección el bicampeonato. Para la posteridad quedará grabado que, como una burla al destino, fueron dos entrenadores argentinos los que le dieron vida a las vitrinas de Juan Pinto Durán.
Ahora, y al igual que en la recta final de Michael Jordan en los Chicago Bulls, este grupo de "oro" estaría viviendo lo que sería "el último baile" en una competencia continental. Con Martín Lasarte a la cabeza, cual Phil Jackson, La Roja asiste a su cita de Brasil buscando añadir otro capítulo memorable a su historia.
Hay momentos únicos que están destinados para unos pocos hombres y estos futbolistas intentarán correr hacia la gloria para no dejarnos perder nunca la capacidad de escuchar el rugido de campeón, emoción indescriptible para cada amante del fútbol. Por suerte, la historia de los Alexis, de los Vidal, de los Medel, de los Bravo, de los Isla, y de algunos nombres que reciben su legado, continuará desde este 14 de junio, en el estadio Olímpico Nilton Santos. ¿Qué páginas escribirán esta vez?