Iban apenas siete minutos del segundo tiempo cuando Lionel Messi convertía el 4-0 ante Levante. Es el 29 de septiembre de 2007 y un Leo de tan solo 20 años empezaba a tener una de sus primeras temporadas regulares de la mano de Frank Rijkaard, quien inmediatamente lo sustituyó después de ese gol. ¿Qué tiene que ver esto? Este miércoles, ante Celta de Vigo, sucedió algo que no pasaba desde aquella tarde.
Barcelona aplastó al conjunto de Unzué por 5-0 y se clasificó a cuartos de final de la Copa del Rey. El rosarino fue, cuándo no, quien comandó e inició la goleada, tras abrir el marcador y, 120 segundos después, poner el 2-0. Antes de que termine el primer tiempo, el Barça ya ganaba 4-0, tras los tantos de Jordi Alba (con asistencia del '10') y Luis Suárez. Cuando comenzó el complemento, ya no tenía demasiado sentido que continúe en la cancha: Valverde, como el DT holandés hace poco más de 10 primaveras, lo sacó antes de que se cumpla la hora de juego (el cambio fue a los 59', por Dembele).
Pasaron 302 partidos desde entonces, la última vez que fue reemplazado antes de los 60 minutos por decisión táctica y no por lesión. Y esto responde lisa y llanamente a lo que dijo la Pulga hace algunos meses: "Cada día que pasa hay que cuidarse más. Hay momentos que son más duros que otros. Van pasando el tiempo y soy más grande. Antes, el cuerpo no lo sentía. Hoy jugar muchos partidos te pasa factura. Todavía me cuesta el no jugar o salir, pero me di cuenta que es lo mejor".
Para Messi, el objetivo en 2018 es llegar pleno a Rusia. Esto no quiere decir que no irá por todo en España, donde su equipo lidera cómodo La Liga y sueña con volver a levantar la Champions League tras dos temporadas dominadas por Real Madrid. Pero el sueño es levantar la Copa del Mundo y sabe que esta puede ser su última oportunidad. Por eso, este semestre tiene armando un plan para distribuir su desgaste físico y llegar al mes de mayo de la mejor manera.
Esta decisión, que arrancó a fines de 2017 (no jugó ante Murcia, por los 16avos de la Copa del Rey, y tampoco los últimos dos encuentros de la fase de grupos de la Champions), se prolonga en el comienzo de este año. Que se cuiden: Leo, como nunca antes, tiene la cabeza puesta en el Mundial.
