Creer, el simple acto de fe que impulsa el día a día de cada ser humano, tener un objetivo, una meta, algo que motive cada mañana para levantarse y seguir adelante sin importar los obstáculos, ni las dificultades. Para mucho no es sencillo, para otros es toda una religión.
A Colombia se le ha visto escaza de esa fe, de esa energía que hace que las cosas sucedan, curiosamente esa fe, de la cual carece la Tricolor, se le vio llena a la selección paraguaya, pues en palabras del Chiqui Arce: "Lo que sucedió fue algo así como un milagro".
GettyDistinto es el caso de Radamel Falcao, el mejor de Colombia, por lejos, en los últimos dos partidos por Eliminatorias, un jugador que a pesar de afrontar todo tipo de adversidades, críticas y malos ratos, decidió renacer, hizo oídos sordos a la mala crítica y sigue demostrando que está lejos del retiro con el que se le asoció cuando su carrera palidecía en Inglaterra.
Ahora más que nunca la Tricolor necesita ese aliento espiritual, esa fe ciega en que la victoria está a la mano del que lucha. Para que esto suceda los de Pekerman necesitan seguir a un líder como Falcao, que no renuncia al sueño de tener revancha en una Copa del Mundo y que mejor que nadie sabe lo que es volver desde el fondo y contra toda expectativa para levantarse victorioso por sobre los escépticos.