El presidente Joan Laporta se reunió con el jefe de la UEFA, Aleksander Ceferin, durante la final de la Nations League en Múnich para negociar una resolución. La disputa se centra en la clasificación por parte de la UEFA de las palancas financieras del Barcelona, como la venta de derechos de televisión futuros. Mientras La Liga considera estas transacciones como ingresos operativos, la UEFA las considera como ganancias de activos intangibles, lo cual no es válido según las reglas del Fair Play Financiero. El Barcelona defendió sus acciones argumentando ante la UEFA que La Liga había permitido anteriormente la venta de activos como una solución de financiamiento temporal, citando la incapacidad del club para recaudar capital y su reticencia a cargar financieramente a los miembros.