Un cierre de año invicto a base de esfuerzo

El 31 de diciembre, Lionel Scaloni, Lionel Messi, el cuerpo técnico plagado de históricos y el plantel levantarán sus copas para celebrar un 2021 que nunca olvidarán. El año en el que se terminó la sequía de 28 años sin títulos, el que devolvió a los hinchas el amor por la Albiceleste y la identificación con un equipo, el año en el que no conoció la derrota.

El broche de oro hubiera sido, seguramente, volver a ganarle a Brasil. Como el 10 de julio en el Maracaná, pero esta vez en una fervorosa provincia de San Juan que enloqueció por la Scaloneta. Claro está, enfrente estaba la otra gran potencia del continente, que ya se había asegurado la semana pasada el pasaje a Qatar pero tenía el doble objetivo de vengar la final de la Copa América poniendo fin al invicto de Scaloni y sosteniendo el propio en Eliminatorias.

Para colmo, Argentina llegó diezmado por las lesiones de dos de sus principales figuras: Messi arriesgó para no perderse el clásico y Leandro Paredes se exigió para estar al menos 45 minutos. A la Pulga se lo notó falto de ritmo y a su habitual magia le faltó la explosión necesaria. Así y todo, tuvo su chance sobre el final en un remate que contuvo Allison.

Al igual que el viernes contra Uruguay, en la incomodidad surgió la solidez. La de Dibu desde el fondo, la de Cuti Romero hasta su lesión y la de Otamendi, con su temperamento a veces traicionero, con la prolijidad de Lisandro Martínez para jugar en el centro del campo en el segundo tiempo y, por sobre todo, la de Rodrigo De Paul, heredero natural del liderazgo cuando Leo decida ponerle fin a su historia con la celeste y blanca, omnipresente en el campo de juego tanto en ofensiva como en defensa, dueño del equilibrio necesario en cualquier equipo.

Otra jornada sin derrotas, con el techo del rendimiento todavía lejos y, en ese contexto, con el temple y la seguridad para no flaquear nunca. A un año de Qatar, todo parece ganancia en la Scaloneta.