ENTREVISTA EXCLUSIVA
La final de la Copa Libertadores no pasa desapercibida para nadie, mucho menos para la comunidad de argentinos en Andorra, ese pequeño país incrustado en los Pirineos entre Francia y España que acoge a Javier Saviola como miembro más ilustre. El ex de River Plate lleva ya dos años y medio viviendo rodeado de montañas e "intentando cambiar un poco la mentalidad amateur" del fútbol andorrano mientras juega a fútbol sala con un equipo local. Este fin de semana, sin embargo, su mirada estará puesta en su Buenos Aires natal.
"Es que van a ser partidos no aptos para cardíacos" exclama en declaraciones en exclusiva para Goal. "Somos un país tremendamente futbolero donde el fanatismo es desmedido" constata para desear con corrección "disfrutar de un espectáculo como merecen estos dos equipos históricos, porque no sé si volverá a pasar". El 'conejo' no obstante, no olvida su pasado como jugador de River porque "me eduqué como persona en ese club, al que iba a las siete de la mañana para regresar a casa de noche".
Saviola, siempre conciliador, señala que "como jugador criado en River espero que puedan ganar" ante el eterno rival en el Superclásico de la final de la Libertadores, un partido que parecía imposible, especialmente cuando no hace tanto River perdió la categoría de oro del fútbol argentino en 2011. "El club tuvo muchos inconvenientes a pesar de ser histórico y tener jugadores importantísimos en su historia" resume para celebrar que "con Marcelo Gallardo le han dado otro rumbo y le han devuelto lo que merece".
Un poco lo que a su vez necesita la selección argentina, a la que "le ha costado encontrar el rumbo los últimos años porque han pasado muchos técnicos y además hubo un cambio muy grande a nivel dirigencial, fue una revolución enorme y en algún momento habrá afectado a la parte futbolística". Expresa con cierto tono de pesar que " la selección está pasando por un momento muy difícil en el que no logra nada de lo que se propone" plantea si "quizá sería un buen momento para crear una organización para que los jugadores puedan disfrutar y darle al equipo lo que necesita".
A fin de cuentas, River es la mejor prueba de que es posible resurgir con tanta fuerza como para que, solo siete años después de perder la categoría se plante en el partido más importante del continente americano ante el eterno rival. "Si gana River me haría muy feliz porque sigo sintiendo un gran cariño tanto por el club como por la afición" asegura desde Andorra. No lo verá solo.
