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Radomir AnticAtlético de Madrid

Rado, el otro "sabio" del fútbol

Por las paralizadas obras de demolición del Calderón se siguen escuchando a diario cientos de cánticos que otrora acompañaban los domingos rojiblancos. Cánticos que adornaban el vecindario de pegadizas melodías y versos que en su reiteración enarbolaban a los soñadores de cada domingo. Hoy, más que nunca, se escucha a lo largo de toda la M30, con conexión en la M40 y arribando al Metropolitano, el tanta veces cantado "Radomir Radomir, Radomir te quiero, lolololololo lolololololo, ¡¡Radomir te quiero!!"

Se nos ha ido el Serbio, se fue Rado. En este estúpido periodo de cientos de muertes diarias parece hasta ridículo e irrespetuoso que mi tristeza diaria se vea multiplicada por una muerte más. Pediré perdón de antemano por si molesta, pero he de reconocer que mientras saltan las palabras a esta página me he sorprendido muy melancólico y parcialmente lloroso al mismo tiempo que repasaba momentos estelares que Rado nos regaló.

Llegó en el 95 y sólo él y algún atrevido más se atrevió siquiera a esbozar lo que sin duda supuso una de las mejores obras de la historia rojiblanca. No fue flor de un de un día, ni de dos, ni tres, ni de 10. Los que estuvimos allí cada imperdonable domingo vimos componerse el milagro minuto a minuto, jugada a jugada, sueño a sueño.., hoy hemos perdido nuestro partido con Radomir al frente.Decía Rado…”Buen ambiente casi siempre hace buen equipo”, escucho ahora estas palabras con su pecualiar acento “grande rival, grande victoria”. Usted es el grande Radomir, el ambiente lo trajo usted, la seriedad jocosa que le acompañaba, la renovada ilusión por hacer cosas pensando a lo grande, el que supo dispersar por el césped nuestras malheridas semillas de fe. ¿Estás ya con Luis? 

No soy hombre de datos, para eso están los diarios, estadistas y radios. No repasaré su trayectoria, records o equipos que hoy le lloran. Podría quedarme claro está con el doblete o con la amarga coincidencia de que quisiera montarse en el mismo ascensor que nos condujo a los infiernos, podría quedarme con la triple victoria al Barcelona en el mismo año, con la casualidad de que el Cholo marcase el primer gol del sello que te ponen cuando ganas la Liga o de la oportuna y loca decisión de traerse al Manzanares a un desconocido botador de faltas (oh querido Milinko cómo te imagino llorando desconsoladamente) o de tu glorioso intento de devolvernos a Paulo…. Podría por tanto quedarme con una lista interminable de detalles y logros pero en estos momentos en que su espíritu ya circula camino de donde él se haya reservado un espacio, me acuerdo de Rado en el centro del campo dando las gracias el último partido de liga del ‘96, de su nobleza, de cómo se hizo atlético y defendió sus sentimientos futbolísticos allá donde fue, haciendo honor a su nueva patria futbolera sin tapujos ni vergüenzas. 

Despertaste al león dormido, como dijiste antes de enfundarte el chándal por primera vez. Ahora duermes y esta fiera sigue viva gracias en parte a gente como tú. Eres fútbol y ni siquiera hoy el fútbol se puede despedir de ti como como te mereces. Pero volveremos, volveremos a vernos, a abrazarnos y a verte, a llorarte un rato y cantarte mucho, "lololololololo, ¡¡¡Radomir te quiero!!!"  D.E.P.

Carlos Osuna

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