El técnico que ganó el Mundial de 1978 sin contar con Maradona fue una suerte para el club en la recta final de la temporada 1982/83 y, tras la destitución de Udo Lattek -incapaz de domar los golpes de genio, también fuera del terreno de juego-, también para Diego. Menotti debutó en la jornada veintiocho: "Conseguimos ganar la Copa del Rey y la Copa de la Liga", recuerda en exclusiva para Goal el que fuera el máximo ejecutivo del club entre 1978 y 2001, Anton Parera. En la campaña siguiente Barcelona se adjudicó la Supercopa de España pero la grave lesión de Maradona impidió aspirar a la Liga en 1983/84.
Getty"Menotti nos dijo entonces que la temporada siguiente conseguiríamos el título, pero puso una condición para renovar: vender a Maradona" . El entonces presidente, Josep Lluís Núñez se negó en redondo. Por lo menos inicialmente, y ello a pesar de que buena parte de sus directivos no veían con malos ojos el traspaso "debido a que empezaba a tener algunos problemas extradeportivos". Fue una negativa que duró poco: al cabo de un mes Maradona era jugador del Napoli. Barcelona quiso hacerle caso a Menotti "que no quería renovar hasta que vendiéramos a Maradona" explica Parera. "Nos decía que con él sería imposible aspirar al título y que, así, no continuaba".
Parera añade que "siempre fue muy honesto con el club y con el jugador". De hecho, hasta entonces lo había protegido como había podido. Con Maradona el equipo había pasado a entrenar por la tarde y no por la mañana, como es habitual. "Menotti se inventó aquello de los biorritmos para la prensa", que no entendía esta decisión y quería respuestas. "El Flaco se ponía ante los medios y les arrojaba que 'si los partidos son por la tarde, hay que entrenar por la tarde por una cuestión de biorritmos'. Nadie había oído hablar de ello jamás y nadie volvió a escucharlo tras aquel capítulo pero en su momento coló. La realidad era otra muy distinta".
Próximo partido
A Maradona no le gustaba entrenar. Menos si ello lo obligaba ni siquiera a madrugar, sino a levantarse relativamente temprano. Tampoco a Menotti le gustaba, hay que añadir. Y algunos directivos se lo reprochaban. El técnico respondía como siempre hizo, hablando claro: "Usted no tiene ni idea de nada porque los que corren son los chicos, yo me siento sobre el balón y le doy al silbato, lo que puedo hacer con sueño o sin él porque yo no corro" les espetaba. Sin embargo, lo de Maradona tenía menos excusa porque, en principio, él sí debía correr, y así se lo hacían ver los dirigentes. "¿Quiere usted que sancione a Maradona y no juegue más?" repetía Menotti. "Las sanciones contra los jugadores van en contra del club" recuerda Parera que les decía el entrenador argentino, con el que todavía mantiene una buena relación.
"Nos repetía que 'se puede apartar a un jugador pero no a la estrella porque es el que resuelve los partidos y la disciplina interna tiene que tenerlo muy en cuenta'". Pero incluso Menotti agotó su paciencia con Maradona y la directiva aceptó traspasarlo al Napoli por la cifra récord de 1.300 millones de pesetas, unos 7 millones de euros al cambio actual. Sin embargo, la división de la junta en cuanto a Menotti, "que detestaba a la prensa", acabó culminando en la llegada de Terry Venables y el Barcelona, como predijo Menotti, ganó la Liga "con el equipo que había dejado en herencia, ya sin Maradona". El técnico tenía razón. Y a Maradona no le fue nada mal tras salir de Barcelona.