Anil Murthy

No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo

Ruben Uria BlogGoal

Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo y se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo. Entre otras cosas porque a la afición del Valencia CF, que lleva años empachada por la mediocridad de sus dirigentes, ya no le quedan tragaderas. Por más que la megafonía reventase el tímpano del personal para ahogar los gritos en contra del dueño (“Peter vete ya”) y el todavía presidente del club (“Anil, canalla, fuera de Mestalla”), el público volvía a demostrar que siempre tiene cuello para girarse al palco. Después del hervidero humano de una afición que abarrotó la Avenida de Suecia para demandar el regreso de un Valencia digno, sea de Singapur, Manises, Gandía o Burjasot, pero al fin y al cabo, uno digno. Nadie olvida que Peter Lim, que para el valencianismo era susto o muerte, puso el dinero cuando otros que decían servir al Valencia se sirvieron de él. Y nadie con dos dedos de frente podría negar que el tipo ha invertido una millonada para conseguir que la deuda que estrangulaba al club pudiera ser refinanciada. Así son las cosas y así deben de ser contadas.

El tipo, que ha cometido todos los errores que cualquier dueño puede cometer y que se mueve a golpe de capricho, tiene muy claro qué es el Valencia CF para él: una inversión más y una manera de hacer negocio para ganar más dinero. Ni más, ni menos. Quien paga, manda. Eso sí, una cosa es ser el dueño de las acciones y otra, bien diferente, ser el dueño del club, porque un club se gobierna desde la empatía, la emoción y el saber estar. Y no hay empresario, tenga el dinero que tenga, que pueda comprar sentimientos que no están en venta, ni ignorar la voluntad de una masa social que, quiera Singapur o no, es el núcleo duro del negocio, porque sin gente del Valencia CF…no hay Valencia CF. Precisamente por eso, a Peter Lim, que dirige el destino de un grande de Europa por whattasap del presidente porque no hay otros empleados que tengan hilo directo con la propiedad, hay que decirle que el dinero no lo compra todo. No compra voluntades, ni ovaciones, ni partidos, ni comportamientos, ni cariños. Por mucho que se lo digan sus correveidiles, siervos y súbditos, en fútbol no hay amores de compra y venta. 

Es posible que Lim siga poniendo y quitando entrenadores cuando le de la real gana. Es posible que siga contratando ejecutivos y despipiéndolos cada curso porque lo que en realidad quiere con súbditos y no trabajadores. Es posible que siga convirtiendo el club en una fábrica de terneros de engorde donde todo pasa por comprar, vender y revalorizar los productos de su amigo y socio. Es posible que siga siendo el dueño de las acciones. Es posible que no haya un comprador. Incluso es posible que, por las razones que sea, el tipo no esté nada interesado en vender. Todo es posible. Lo que no le van a tolerar es que el tipo que ha puesto a dedo como capataz de la obra se ría, burle y humille a una afición que no cobra del Valencia, sino que paga. Si Peter Lim no destituye de su cargo a Anil Murthy, la afición le hará saber la verdad. Una que no se puede esconder. Una que llegará, por tierra, mar y aire, hasta Singapur. Una para la que no hay megafonía que valga. Una que, si Anil sigue atornillado al sillón presidencial, va a costarle más caro que todo el dinero que pagó en acciones. Sí, Peter Lim ha entrado en el Valencia CF, pero si es incapaz de escuchar a su afición debe saber que el Valencia jamás entrará en él. La historia es la que es: se puede engañar a todo el mundo algún tiempo y se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

Rubén Uría

Anuncios