Lo que parecía una clasificación segura con muchas fechas de anticipación para seguir redondeando una gran campaña en el semestre, poco a poco, con el paso de los partidos y la ausencia de resultados, se ha ido convirtiendo en un problema para el equipo de Alberto Gamero.
El dato es preocupante: una victoria en sus últimos siete juegos y tres derrotas al hilo, dos por Liga y una por Copa. Un equipo que pretenda ser campeón con buenos argumentos y pocas discusiones, no puede darse este tipo de "lujos" a pocas semanas de iniciar los Cuadrangulares semifinales, pues en el pasado se han visto ejemplos propios y de terceros, donde caerse a esta altura del semestre termina pasando factura.
Al factor mental que ya viene pesando hace días, por la presión propia y mediática de ganar todo, evidenciada además en la tímida reacción ante la embestida de Santa Fe, a Millonarios le debe preocupar que otra vez se notó que tiene una nómina corta y de poco recambio. Las ausencias de Ruiz y Gómez se sintieron en el equipo, que sumada a la gran lectura táctica y acierto en los cambios hechos por Arias, terminaron en la remontada Cardenal.
Alarma roja, literalmente, en las toldas Embajadoras que necesitan recuperarse con urgencia, algo que el calendario podría facilitar de cierta manera ante Patriotas y Pereira, pero de lo cual no se pueden confiar para evitar más sorpresas desagradables y que terminen minando la moral albiazul.
