Opinión
Minuto 73. Unión Magdalena celebra el gol del empate ante Atlético Nacional en el arco norte del Atanasio Girardot ante la incredulidad de la tribuna y la sensación de frustración por un resultado injusto. El local, que ha tenido varias opciones de ampliar su ventaja, ve ahora cómo los tres puntos se reducen a uno.
Dos minutos más tarde, desde el banco, el número 7 se dirige desde la zona de activación física hacia a donde se encuentra Pompilio Páez para recibir sus instrucciones. El llamado es aplaudido y celebrado por los presentes, que incluso, consideran que eso debió pasar antes de que las papas quemaran.
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A diez del final y en un ataque con inferioridad numérica, Jarlan se inspira y saca una de la galera: jugada individual y remate potente para exigir a Ramírez y forzar el tiro de equina. ¿El ejecutor del cobro? También, el 7: centro milimétrico al área para la aparición en solitario de Andrés Reyes que de cabeza pone el 2-1. El 7 se queda en la esquina suroriental del estadio celebrando con su gente.
En el último minuto de reposición, el local sigue jugando al ataque para sostener el resultado. El 7 mantiene la pelota ante la marca y termina forzando el lateral. Saque de banda en corto sobre Occidental, realizado por el 7, que le devuelve Hernández y aprovechado que tres jugadores del Unión están sobre la misma zona, vuelve a inspirarse para tirar un globito preciso, al pie de Rovira que hace una pequeña diagonal y remata para el 3-1 final. Sus compañeros se juntan en torno a Rovira para celebrar de rodillas y el 7, emprende carrera para saltar y quedar sobre la espalda de Reyes, levantar los brazos mirando hacia Sur en señal de victoria y dejar una postal para la posteridad.
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15 minutos el bastaron al 7 para echarse el equipo al hombro, hacerlo jugar, llevarlo de su mano hasta el área rival y generar las opciones para asegurar el resultado a favor. 15 minutos suficientes para que Jarlan demostrara sus condiciones y categoría, para que dijera presente una vez más y ratificara su condición de referente -o influyente, como le gusta decir a Osorio- del equipo, con pocos meses siendo parte del mismo.
Próximo partido
El secreto lo reveló el propio técnico en Fox Sports la semana pasada: el 7 no solo aporta en ataque, sino también en defensa. Lucha -disputa, en el leguaje Osorista- la pelota con los rivales y si la pierde, hace todo por recuperarla. Vladimir, uno de sus viejos amigos, lo reconfirmó después del partido ante los samarios: “Nunca había visto a Jarlan tirar tanta plancha”. Es líder natural del plantel dentro y fuera de la cancha. Se supo ganar el cariño y el respeto de un grupo para ser cacique. Barrera sabe ser un cacique.
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“Nacional acertó en la contratación de Jarlan” fue otra de las frases que dejó Osorio en su paso por la cadena internacional. Y Jarlan se ha encargado de ratificarlo partido a partido, asistencia tras asistencia, jugada tras jugada; silenciando de paso las voces de algunos que se oponían a su llegada con criterios flojos y alimentados por un innegable mal presente en Argentina, pero con un fondo comprensible.
La pelota siempre al 7. Siempre. Y ojalá el 7 siempre en la titular, en la posición donde más brilla: media punta, detrás del ‘9’. Siempre.
