Lionel Messi Liverpool Barcelona UCL 07052019Getty

La noche más oscura de la historia del Barcelona

"La noche es oscura y alberga horrores” habrán escuchado los últimos días, cuando la famosísima serie Juego de Tronos llega a su fin. Los jugadores del Barcelona dieron en Anfield una muestra de no seguir la serie que ha roto moldes. De otra forma no se entiende la (falta de) actitud con la que los futbolistas de Ernesto Valverde saltaron a jugarse el pase a la final de la Champions League frente al equipo subcampeón.

Si lo hubieran hecho sabrían que no hay batalla que se gane sin desenvainar la espada y que el dragón sobre el que cabalgó el barcelonismo en el partido de ida, Leo Messi, fue reduciéndose en Anfield en la misma medida que el cuadro inglés iba metiendo goles para acabar viéndose con el tamaño de un gato que se deja acariciar por comentarios de ser el mejor del mundo pero que fue completamente inofensivo a la hora del verdad, coartado y limitado por la pésima actuación de futbolistas tan importantes como Sergio Busquets, inexistente, Jordi Alba, que se equivocó en dos goles, Gerard Piqué, excesivamente fallón, y Luis Suárez, más pendiente de armar follón que de meter goles.

Fue la noche más oscura de la era Messi, que empezó de forma triunfal en 2004 para celebrar cuatro Champions League y diez Ligas en quince años, además de otros títulos. Pero los cuatro años negros en las eliminatorias europeas que el rosarino y los suyos han vivido desde que levantaran el triplete en 2015 siempre estarán ahí. Sucede que también puede haber sido también la noche más terrorífica de la historia moderna del Barcelona.

Solo las finales perdidas en Sevilla el año 1986 y en Atenas en 1994 pueden compararse con la gigantesca decepción después de la humillación en Anfield. Porque el Barcelona venía de encajar cuatro en París, tres en Turín y tres más en Roma. Esta vez se medía a un equipo que llegaba a la cita sin sus mejores jugadores pero con una actitud que, hoy en día, el Barcelona ni siquiera es capaz de soñar. Y lo peor es que se dejaron meter cuatro otra vez. Prepárense ante la oleada de caminantes blancos que tocará aguantar los próximos días. El Barcelona ha vivido su invierno más crudo en plena primavera y no hay Copa del Rey ni doblete que arroje la más mínima luz a tanta negrura.

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