Mario Salas no le escapa a los grandes desafíos. Lo demostró en sus dos últimos: se puso el buzo de la Universidad Católica y le dio el primer bicampeonato de su historia y agigantó el presente de Sporting Cristal en un 2018 mágico para el equipo que viste de celeste. Hasta que le llegó el llamado de sus sueños y se hizo cargo de un Colo Colo que arrastra un semestre paupérrimo. Allí, en Macul, su misión es la de devolverle el status de campeón a un gigante herido.
Si bien el Comandante gusta de proyectos a largo plazo, en el Monumental la presión se siente ante cada resultado adverso -o el desarrollo del mismo-. Héctor Tapia esquivó las pifias porque su plantel estuvo siempre de su lado y por su calidad de referente y campeón como futbolista y entrenador, pero su proceso lució terminado desde que empezó a mirar la parte alta de la tabla como un planeta inalcanzable. El cambio, inminente; la decisión, correcta; el protagonista, fuerte e inquebrantable.
Salas es de esos técnicos que vive o muere en su idea táctica para ver el fútbol, pero también es de aquellos que privilegia el buen comportamiento. En un camarín como el colocolino, lleno de figuras que pasaron por grandes clubes del extranjero, se necesita a un estratega capaz de mantener la asimetría de los cargos.
El nuevo DT de los albos sabe que en el desafío más grande de su carrera debe lograr títulos. En su primer año, tiene tres frentes en la mira: el Campeonato Nacional, la Copa Sudamericana y la Copa Chile. No es que les falten consagraciones locales, pero con copas vienen las ventas millonarias, las nominaciones a las selecciones, el regreso a la ansiada Libertadores y, así, ese respeto de Latinoamérica que reapareció en la agónica serie ante Corinthians. Avanzar fases afuera será clave para validarse.
Y hay señales que dejan en manifiesto el ánimo por no cometer los errores del pasado, como la contratación de Juan Carlos Gaete y el regreso de Marcos Bolados a un plantel que lloraba por la falta de extremos. Si el plan de Salas es emular el 4-2-3-1 que acostumbró a la parte de la sociedad que consume fútbol, con los dos jóvenes ya da un paso que, increíblemente, nadie se atrevía a dar hace un rato. Los cuerpos técnicos anteriores especularon con Iván Morales por fuera, así como Nicolás Maturana y César Pinares. Los tres acostumbrados al juego por dentro. Los dos últimos ya abandonaron la institución este diciembre. Para las bandas se necesitan especialistas en velocidad.
Próximo partido
El nuevo Colo Colo tiene solvencia en la puerta, pues mantuvo a Agustín Orion y a Brayan Cortés, difícilmente especulará con improvisaciones en la zaga ni en la zona de laterales, los mediocentros serán mediocentros, el 10 un 10 (y uno top continental) y el goleador un goleador. Después de las fiestas de año nuevo, con un desafío programado para abril ante la UC ecuatoriana por el segundo torneo continental en importancia y con un grupo de futbolistas expectantes a demostrar sus argumentos y capacidades, Salas fija su mirada en devolver el status de campeón al más campeón de todos. El que esperó un año y medio por su última consagración, la número 32, y luego fue secundario en un torneo largo y bien cruzado.
