Si Alexis no explotó en público en su época como futbolista de Arsenal es simplemente porque su estilo se lo impide. Es un futbolista que no revela sus emociones cuando estas están inundadas de pena. Pero los hechos cuentan. Antes del inicio de la temporada, anunció su deseo de jugar Champions. En medio de ella, bajó su nivel y debió aguantar cómo su equipo caía goleado ante los dos Manchester y cómo Liverpool le encajaba cuatro en Anfield. Una vez más, los de arriba lo enredaban y lo sacaban de la zona de Champions. Porque a Chelsea tampoco le pudieron ganar y solo festejaron contra Tottenham, que encima se cae menos en el global y también los supera. Antes del adiós, se comió la rabia de la eliminación de FA Cup. Pero la de hoy ya no la iba a aguantar.
Son otros tiempos. Alexis Sánchez es uno de los titulares de Manchester United, club en el que aún no logra asentarse, pero sí donde se marca una diferencia: la lucha va primero. También el hecho de asegurar resultados sin la obligación de lucir. Y ahí asume compromisos defensivos y hasta de enganche mientras Mourinho lo consolida en el once.
Arsenal se inclinó por 0-3 en la final de la Copa de la Liga ante Manchester City, el otro gigante que pujaba por la carta del tocopillano. Los de Pep fueron prácticos, patearon tres veces al arco de David Ospina y siempre lo batieron. Ganaron la posesión. Y luego de la firma, que la puso David Silva, la oposición se acabó. A Aubameyang no le llegó ninguna pelota más -era el único que algo intentaba porque, para peor, Mhkitaryan no llegó a Wembley por molestias físicas-. Wenger desarmó la defensa pero Welbeck e Iwobi fueron dos fantasmas frente al arco de Claudio Bravo, figura en la final.
Seguramente el 1 de Chile lo habría consolado. Pero Alexis ya no iba a tolerar una frustración así: ¿dónde quedó el espíritu de lucha? Arsene Wenger ya llegó a tres finales en esta competición y las perdió las tres. No hay caso con Arsenal, que salvo la Europa League no tiene por dónde en la 17/18.
