La Copa de Asia confirma el crecimiento de grandes selecciones

La Copa de Asia llega a su fin. Ha sido una edición emocionante, con partidos que han demostrado la evolución futbolística de sus participantes, y que marca su camino de cara al Mundial que se celebrará dentro de tres años. Estamos ante un torneo que ha evidenciado el crecimiento de muchas selecciones, y que ha protagonizado además sorpresas agradables como la consolidación de apuestas como las de Baréin y Vietnam. 

Hablemos de la final. Japón contra Qatar. La selección con más Copas de Asia, cuatro hasta la fecha, contra la primeriza en la gran final. Dos estilos de fútbol diferentes, pero una misma razón de ser: ganar. Nos encontramos ante un auténtico espectáculo entre dos equipos muy bien entrenados, que saben a qué juegan y que cuentan con mucho talento en sus filas. 

Japón es, por méritos propios, una de las mejores selecciones asiáticas. Si bien en esta edición se ha mostrado más resultadista, contra Irán en semifinales demostró que estaba esperando su oportunidad para enseñar los colmillos. Goleó a los iraníes, los más sólidos del torneo sin un tanto en contra hasta ese encuentro de semifinales, y desplegó un juego que no se había visto hasta la fecha, pues superó partidos por la mínima durante la competición. Ahora mismo se encuentra en un momento de juego y emocional tremendo. Sin olvidar que su liga, como ha demostrado la contratación de Iniesta, Villa y Torres, está encaminada hacia una mayor profesionalización. 

Enfrente tendrá a Qatar. Su crecimiento es apabullante. Nadie apostaba por la selección en la final al comienzo de la competición, pero ahí está por méritos propios. Félix Sánchez, formado como entrenador en La Masia del Barcelona, ha impregnado su estilo al grupo y le ha dado un plus de competitividad. De hecho, ha clasificado al equipo por primera vez en su historia para la final de la Copa de Asia tras barrer ni más ni menos que a la anfitriona, toda una potencia como es Emiratos Árabes, por 4 a 0 y con un fútbol de ataque atractivo y poderoso. Todo un acontecimiento bien merecido, que demuestra que está por el buen camino de cara al Mundial de 2022, edición que organizará. Es evidente que su proyecto va por buen rumbo tras dar este paso al frente. 

Esta final es todo un acontecimiento. Y despide una Copa de Asia que abre el camino de cara al futuro. Es muy ilusionante saber que, en esta parte del planeta, las cosas se están haciendo verdaderamente bien. Como estoy viviendo en el East Riffa Club de Baréin, y antes en proyectos de Emiratos Árabes y Arabia Saudí, las federaciones y entidades asiáticos apuestan por conocer métodos de fuera para mejorar sus prestaciones. Así están consiguiendo éxitos. Y esperan conseguir más.

Anuncios