Son Heung-min (26) liderará a Corea del Sur frente a Chile, en el amistoso internacional pactado para el martes 11 en Seúl. Lo hará con una importante carga de partidos: después de cumplir una gran actuación en Rusia 2018, competición en la cual sumó consecutivas anotaciones ante México y Alemania, en 45 días jugó 12 compromisos.
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El oriundo de Chuncheon, que se acostumbró a ocupar cada uno de los puestos del ataque, triunfó primero con los suyos. Los de su día a día. Junto a Tottenham, celebró la consagración en la International Champions Cup y su presencia fue factor fundamental. Tras terminar su pretemporada, primero relevó a Fernando Llorente (63') en la goleada spur sobre la Roma (25 de julio), que a esa altura ya estaba consumada (4-1). Luego fue titular, en la izquierda del mediocampo en un 4-4-2 ante Barcelona, y marcó en el partido el descuento parcial del 2-2 apareciendo como 9, y en la serie de penales con sangre fría, en la que hubo festejo culé por el fallo de Anthony Georgiou.
La consagración vino tres días más tarde. Ante Milan, su escuadra se impuso por la mínima diferencia y, tal como en el debut, relevó a Llorente a 27 minutos del término. El periplo por Estados Unidos les dejó siete puntos que los acreditaron como los mejores del certamen amistoso, encima de Borussia Dortmund e Inter por diferencia de goles.
Desde Norteamérica se trasladó hasta España. Fue la referencia de área, hizo de Harry Kane, ante Girona, que los venció por 4 a 1. Mauricio Pochettino lo mantuvo en cancha hasta los 81', cuando dispuso que Paris Maghoma terminara el lance de carácter amistoso. Sin respiro, debutó en la Premier League en la primera jornada, el 11 de agosto, en la victoria por 2-1 sobre Newcastle en St. James Park. Su aparición llegó en los 80', en reemplazo de Dele Alli.
Son se trasladó hasta Indonesia para jugar los Asian Games con la misión de conseguir el oro continental con los jóvenes de la Sub 23 de su país y así evitar el servicio militar obligatorio. Los juegos se disputaron con un mínimo de dos días de descanso y un máximo de cuatro, pero el objetivo era trascendental. Tras no salir del banco en el 6-0 sobre Bahrein, jugó los últimos 33' de la caída ante Malasia (1-2), marcó el único tanto de su combinado ante Kirguistán (y jugó los 90'), que los acreditó como clasificados a la ronda final desde el grupo E. Bastó con uno de sus derechazos.
En los mano a mano, estuvo presente los 90' ante Irán (2-0), los 120' frente a Uzbekistán (4-3), sumó 72' contra Vietnam (salió con el marcador resuelto, 3-1) y metió las dos asistencias (a Lee Seung-woo y Hwang Hee-chan) que destrabaron la igualdad ante Japón en el suplementario y lo convirtieron en héroe a nivel país. Lo relevó Na Sang-ho en el minuto 121, para que no le faltasen aplausos.
Y claro, los cracks apuntan a lo máximo. Justo tras cumplir con su meta individual junto a los jóvenes, se unió a la convocatoria de la mayor y fue, como siempre, el mejor: tuvo su gol pero el travesaño dijo no, tiró al palo un penal que Lee Jae-sung cambió por gol en el rebote ante Costa Rica, asistió a Nam Tae-hee en el 2-0 y se ganó otra ovación, la de su gente en Goyang, cuando Paulo Bento se decidió por el ingreso de Lee Seung-woo sobre los 83'. Esta vez fue puntero derecho, en otra muestra de su ductilidad, aunque sus apariciones ofensivas fueron desde cada rincón imaginable. Su estadística fue impecable ante los ticos: generó cuatro ocasiones coreanas, remató tres veces, acertó 49 de 53 entregas intentadas (precisión del 92.5%), tuvo una entrada exitosa y le cometieron dos faltas que pujaron balones muertos para el local.
Son llega recargado de fútbol al juego ante Chile. Pero también de gloria y de más hambre que nunca. De la élite no quiere salir y ninguna señal indica que lo hará.
