Marruecos terminó floreándose contra Chile porque le ganó sin apelaciones. Incluso con el partido 1-0, los oles no se hicieron esperar. El público marroquí le dejó saber a La Roja quién era el local en Catalunya y con una colonia robusta jamás se calló, pifiando el himno andino y cada aventura ofensiva de un conjunto que cayó por sexto partido consecutivo y que de goles no sabe de marzo.
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En toda propiedad el africano le pasó por encima al sudamericano. Regragui tomó la posta de Halilhodzic reencontrando a Ziyech, estrella del Chelsea, con sus compañeros, un idilio que nunca debió siquiera pausarse. Corearon su nombre toda una noche en la que regateó, metió centros, lo probó a Brayan Cortés (el mejor) y resistió las marcas. A Mazraoui, el DT le ofreció el lateral izquierdo ante lo indispensable de Achraf Hakimi, tan defensor como delantero. Dos, como era de esperar, de los más peligrosos de la noche catalana. A los arietes, sí, los controlaron bien Gary y Aránguiz en el primer tiempo. Por fuera, del otro lado ni Delgado o Mehssatou ofrecieron profundidad o seguridad.
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Sofiane Boufal (66') cambió el dudosísimo brazo de Paulo Díaz por gol con un penal arrinconado y Abdelhamid Samiri (78') estableció cifras definitivas pues a las dianas únicamente se acercaron Brereton Díaz que falló por una genialidad de Bono y el vertical y Arturo Vidal que impactó el horizontal al juntarse con un Alexis de ganas, habilidad y soledad, tal y como el chilenoinglés. Se va lleno de dudas Berizzo a Viena para su versus con Qatar, el organizador de un Mundial 2022 que le sigue demostrando que cada clasificado que le toca enfrentar está mejor que los suyos. Ni lejos de lo que se prometía.
