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El Barcelona no cede ni con un hombre menos


EDITORIAL

Ya nada intimida al Barcelona. Ernesto Valverde sigue adelante con su reforma de un equipo que hace apenas seis meses apenas tenía un once y una sola idea global para convertirse en una máquina imprevisible de fútbol, capaz de jugar al toque como siempre y de salir victorioso en partidos de brega, de aprovechar cualquier lance del juego, sea un córner, un balón disputado o un mal rechace defensivo del rival, para alcanzar una hoja de servicios prácticamente impecable a pesar de que ante el Olympiakos perdió a Gerard Piqué por una ingenua mano que le costó la segunda cartulina amarilla.

Antes, Dimitris Nikolaou había estrenado el marcador con un gol en propia puerta -el quinto a favor del Barcelona esta temporada- y encarrilando la victoria del cuadro azulgrana, que en el primer tiempo desbarató un remate a boca de cañón de Luis Suárez. En el segundo tiempo Valverde hizo de la expulsión de Piqué el fuerte del Barcelona y dibujó el 3-3-3 que convirtió al equipo en una roca a pesar de que el gol de la tranquilidad tardó en llegar. Cómo no, lo metió el de siempre.

Leo Messi estableció el 2 a 0 tras un nuevo lanzamiento de falta magistral y apenas tres minutos después, Lucas Digne, un jugador que apenas está contando y que entró en el once por unas molestias musculares de Jordi Alba, marcó el tercero tras recibir una apertura del propio Messi. Y a partir de aquí el Barcelona cerró el partido, aunque acabó concediendo un gol en propia puerta de Nikolaou, que pudo desquitarse del gol en propia con el que invitó al Barcelona en el primer tiempo.

El cuadro azulgrana sigue en modo apisonadora y lo brillante es que Valverde lo ha logrado utilizando muchos jugadores distintos, si bien hay uno -dos, contando a Ter Stegen- que lo ha jugado todo porque no admite discusión. Mientras Messi quiera, el Barcelona seguirá ganando, aunque bien hará Piqué en no cometer las manazas que le costaron la expulsión teniendo en cuenta la falta de efectivos defensivos del equipo.

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