En una temporada que se avecina bastante complicada para el Atlético de Madrid, limitando su plantilla a los jugadores actuales y el regreso de alguno de los cedidos hasta el próximo mes de enero a causa de la sanción FIFA que no le permitirá inscribir nuevas fichas hasta ese momento, el club ha encontrado un filón económico en los descartados de Diego Pablo Simeone.
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El Atlético es uno de los equipos de la Liga que más cedidos reparte entre los equipos de Europa, y ello, sobre todo en lo que llevamos de año, le está reportando réditos económicos bastante suculentos de cara a esta temporada tan incierta.
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En el pasado mes de enero, el conjunto rojiblanco cerró la venta de Óliver Torres al Porto por nada más y nada menos que 20 millones de euros. El joven, que no había encontrado su sitio en el Atlético de Simeone, probó fortuna con varias cesiones hasta que se asentó en Los Dragones. Éxito rotundo en lo económico para ser una pieza que Simeone no quería.
Algo parecido ha ocurrido con Leo Baptistao. Este miércoles se ha confirmado la venta del delantero al Espanyol por 3'5 millones, que sumados a los 1'6 millones que pagó el Real Betis hace dos temporadas por su cesión deja el precio total en 5'1 millones. En este caso no hay beneficio económico, ya que el Atlético pagó en su día al Rayo Vallecano 7 millones por Baptistao, pero ha podido minimizar bastante ese importe.
Los rojiblancos todavía podrían aumentar más estos ingresos por jugadores cedidos, ya que tendrán que decidir qué hacer con los Kranevitter, Luciano Vietto, Diogo Jota, Santos Borré y compañía. Sigue el trabajo en las oficinas del Atlético.