Hay luz al final del túnel para el equipo de Medellín, después de vivir un semestre complicado, como extensión a un año que de arranque inició con el pie izquierdo.
Con mucho orden táctico y en una apuesta muy arriesgada pero que finalmente tuvo su premio, Nacional dejó a Junior en el camino hacia la Semifinal de la Copa Águila y mantiene viva no solo la opción de ganar ese título, sino también de buscar un cupo a la Libertadores 2019, objetivo más que fundamental para la institución desde las perspectivas económicas y deportivas.
De cara a la siguiente ronda, el panorama se plantea con posibilidad real de llegar a la última instancia, ya que Leones ha repuntado con la llegada de Perea pero no debería representar mayor peligro y La Equidad poco a poco ha caído en nivel y resultados, los mismos que hoy lo tienen alejado de la punta de la Liga. De potencialmente eliminado ante Junior, por como se planteaba el partido de vuelta en la previa, a potencialmente finalista/campeón de una Copa que podría ayudarle a salvar el semestre.
Para que eso se convierta en realidad, varias cosas deben cambiar. La más importante sigue siendo la que en gran medida determina el éxito o fracaso de una campaña: el juego del equipo. Nacional, al menos con Herrera al frente, y salvo algunas excepciones, no ha sufrido los partidos por méritos del rival. El principal rival de Nacional ha sido su propio bajo rendimiento, especialmente de cancha hacia arriba, que lo han alejado de aquel equipo contundente, respetado y principal candidato a ganar todo lo que disputara.
Salir airoso de Barranquilla, con todo y los errores cometidos, es un espaldarazo al interinato de 'El Arriero' que sigue sumando puntos a su favor. Y es aquí cuando el técnico debe aprovechar el envión anímico para restablecer la tranquilidad del grupo, enfocarlos nuevamente en los objetivos y lograr un 'renacimiento' dentro de la cancha.
Próximos partidos
Hoy Nacional depende de Nacional. Tiene en sus manos no pasar el 2018 en blanco y devolver la sonrisa a la afición que sufrió tres duros golpes y no aguanta uno más.
