3-5-2, una variante que le da recursos a la Selección argentina

Argentina

A diferencia de otros equipos del Mundial que tienen un libreto y morirán con esa idea (como Brasil, que impone un 4-2-1-3 con o sin Neymar, o España, con su intocable 4-3-3), la Selección argentina juega en Qatar 2022 con variantes. Cada vez que el equipo de Scaloni estuvo arriba en el marcador, probó un cambio de dibujo que, por ahora, le dio más resultados positivos que negativos.

En el encuentro ante Australia, por los octavos de final, Scaloni se vio forzado a cambiar al Papu Gómez al inicio del segundo tiempo por una lesión. La lógica indicaba que los posibles reemplazantes podrían ser Thiago Almada o Ángel Correa. En el primer tiempo, el creativo del Sevilla arrancó por izquierda en un 4-3-3 que en algún momento se transformó a un 4-4-2 con él sobre la banda derecha, De Paul y Enzo como doble cinco y Mac Allister por la izquierda. Pero no. Scaloni volvió a probar el esquema 3-5-2.

El que ingresó fue Lisandro Martínez, que pasó a compartir la zaga con Otamendi (líbero) y Cuti Romero (stopper por derecha). Acuña (luego, afuera por Tagliafico) quedó como lateral volante por izquierda mientras que Molina (salió por Montiel faltando diez) quedó por la derecha. En el medio: Enzo, De Paul y Mac Allister (reemplazado por Palacios a los 80).

El primer tiempo de Argentina ante Australia fue malo en dos grandes aspectos. Primero, la presión. El equipo salía a robar sin coordinación y siempre fallaba en la recuperación. Segundo, la elaboración. Los tres del medio quedaron casi siempre en las mismas líneas de pase y se auto bloquearon. 

Con el cambio de esquema, la Selección empezó a encontrar variantes que no había visto en 50 minutos de juego. El adelantamiento de los laterales volantes generó superioridad numérica en el medio. Ahora, los cuatro del medio de Australia, cómodos hasta ese momento para repartirse entre dos a los internos albicelestes con uno de los delanteros (Irvine o Duke) tapando a Enzo Fernández, se vieron superados. Y empezaron a aparecer los espacios para que los tres de adentro muevan la pelota. 

Fernández ya no necesitó retroceder para buscarla entre los centrales. Se liberó. Por las bandas hubo una oferta de descarga que hasta ese momento no había existido. Aunque ninguno de los dos llegó a profundizar (no hubo un desborde peligroso en ningún momento del partido -algo que sí había ocurrido con Polonia-), sí sirvieron de apoyo. Las situaciones se empezaron a generar prácticamente solas.

Los espacios comenzaron a surgir y se vieron los mejores minutos de De Paul, asociado con Messi, atacando espacios vacíos. 

Con el resultado a favor, Australia, que ya estaba unos 10 o 15 metros más adelantado de lo que había hecho Polonia, se vio obligado a salir un poco más y, en ese juego, el traslado de los centrales, especialmente de Martínez, el más claro de los tres, terminó favoreciendo en que el equipo saliera con más limpieza. 

En la presión, el equipo se sintió más cómodo y las marcas se volvieron pegadizas. El gol de Julián no fue una casualidad. Se observaba cómo los escalonamientos se hacían perfecto y al conjunto de Oceanía no le quedaba más que retroceder o lanzar para intentar acercarse al arco del Dibu Martínez.

No es la primera vez que Scaloni prueba la variante. Y quizás no sea la última (Holanda, de hecho, juega con un idéntico 3-5-2). A los 69 del partido con México, cuando Argentina ganaba 1 a 0, Cuti Romero ingresó por Di María, mientras que Palacios tomó el lugar de Mac Allister. De esa forma, armó la línea de tres centrales junto a Otamendi y Lisandro Martínez. Por la banda izquierda quedó Acuña y por la derecha Molina (Montiel había salido unos minutos antes). Así, el medio quedó conformado por De Paul, Enzo Fernández (que había ingresado por Guido Rodríguez a los 57) y Palacios.

Contra Polonia, cuando la Selección estaba arriba 2 a 0, se volvió a repetir el esquema. El que ingresó fue Pezzella en lugar de Enzo Fernández. De esa manera, los tres de atrás fueron Romero, Otamendi y el jugador del Betis. Por la izquierda quedó Tagliafico (que había tomado el puesto de Acuña), mientras que Molina permaneció en el sector derecho.

El factor Di María termina siendo clave. Con él en el campo de juego, el equipo se asegura un jugador profundo que estira y genera espacios. Sin él, la Selección casi no tiene variantes con esas características.

Argentina es un equipo que busca el protagonismo. Quiere tener la posesión y se desespera cuando no tiene la pelota. Pero, para lograr ese objetivo, hay varias formas. Scaloni y su cuerpo técnico demostraron una amplitud que no todas las Selecciones habían demostrado hasta ahora. Y la sensación es que, si las cosas no funcionan, nunca está mal tener un plan B.